CAPITULO LX

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— THEODORE NOTT —

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— THEODORE NOTT —

— Te juro, Phanie que se cómo escucharemos esto — Decía Cassiopeia mientras bajo la capa de invisibilidad se dirigía junto a Stephanie hacia los baños de los prefectos.

Era después del toque de queda y debían ser cuidadosas para que nadie las escuchará, aunque tenían el mapa y por ahí veían si alguien se aproximaba.

— Bendita sea Cho — Dijo Phanie después de decir la contraseña y entrar a los baños. — Es hermoso.

Stephanie veía a la sirena que dormía, había más de cinco grifos y una pileta. Ambas chicas abrieron las llaves y después pusieron en el agua jabón y esencias de olor.

Se despojaron de su ropa quedando en bañador y se metieron. Traían solo el huevo de Cassiopeia, ya que Harry tenía el de Stephanie.

— Debemos abrirlo debajo del agua — Dijo Cassiopeia — Es la lengua de las sirenas.

Cassiopeia se sumergió junto con el huevo y lo abrió.

Dónde nuestras voces suenan, ven a buscarnos, que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos.
Y estas palabras medita mientras tanto, pues son importantes ¡no sabes cuánto!:
Nos hemos llevado lo que más valoras,
y para encontrarlo tienes una hora.
Pasado ese tiempo ¡negras perspectivas! demasiado tarde, ya no habrá salida.

Ambas chicas volvieron a salir a la superficie, ambas pensaban en la canción que habían escuchado.

— Dónde nuestras voces suenan ven a buscarnos — Repitió Stephanie y miro hacia la sirena.

Cassiopeia miro a la pelirroja.

— Y para encontrarlo tienes una hora — Susurro la Black — Mierda.

Cassiopeia dejo el huevo fuera del agua.

— Debemos durar una hora en el lago negro, nos quitarán algo y debemos recuperarlo. — Cassiopeia le dijo a Stephanie.

— ¿Que? — Preguntó Stephanie. — ¿Cómo vamos a lograr eso?

— No lo sé, pero tenemos el suficiente tiempo para tratar de averiguarlo.

Ambas chicas se secaron y salieron de los baños en dirección a su sala común. Cassiopeia llevaba el mapa en la mano, pero no se les hizo necesario ir viéndolo.

Estaban cubiertas con la capa de invisibilidad y...

PUM PUM PUM.

De repente, al doblar en una esquina chocaron con alguien. La Black soltó el pergamino y antes de poderlo tomar, la otra persona lo hizo.

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