CAPITULO LIV

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— ¿DRAGONES? —

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— ¿DRAGONES? —

La mañana siguiente, Emma se levantó demasiado temprano y después de cambiarse se apresuró a ir a la oficina de su madre.

Tocó la puerta y poco después se abrió, entro y vio a su madre calificando unos trabajos.

— Buenos días, mamá — dijo Emma.

— Buenos días, Em — Le dijo Cassandra mientras hacia a un lado los papeles de su escritorio.

— Quería hablar contigo — Le dijo Emma mientras se sentaba frente al escritorio.

— Dime.

— El nombre de Harry, Stephanie y Cassiopeia ha salido del cáliz — Dijo Emma y Cassandra miro a su hija — Los van a hacer competir.

— ¿Que? — Exclamó Cassandra mientras se ponía de pie. — ¿Porque nadie me había dicho?

— No estabas, mamá.

— Trataré de arreglarlo. — Dijo mientras salía de su oficina azotando la puerta, Emma decidió regresar a su habitación.

En el camino se encontraba con muy pocos alumnos y cuando llegó a su habitación se encontró con Leila despierta. Stephanie y Cassiopeia aún estaban durmiendo.

— ¿Que te ha dicho? — Preguntó la rubia.

— No lo sabia, dijo que lo va a solucionar o eso intentará. — Dijo Emma.

••••

Los días siguientes, las chicas tuvieron que encargarse que Cassiopeia no se le fuera encima a todos los que decían algo sobre ella o los Potter.

En una de esas que Cassiopeia se encontraba sola fue Draco Malfoy quién se interpuso.

— ¿Querrás que te expulsen? — Le decía el mientras la llevaba a otro lugar.

— Al menos así no me harían competir.

Cassandra había hablado con Dumbledore y la había dicho lo mismo que a los chicos. No hay nada que hacer.

Las merodeadoras estaban esperando fuera del aula de pociones, junto a más de sus compañeros y los Slytherin, para su clase doble de ese día.

— ¿Que mierda traes ahí? — Preguntó Cassiopeia a su primo al verlo con una insignia.

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— Las he diseñado yo — Dijo Malfoy con orgullo, en ese momento Harry llegaba y el rubio se volteo hacia el. — ¿Te gustan, Potter?

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