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— KYLEMONCIER —
El mes de Octubre había comenzado y traía consigo muchas sorpresas. Una de ellas era que Moody les iba a hechar la maldición imperio para ver quién podría resistirse a ella.
También, habían escuchado la plática de Emma y Harry al día siguiente de la discusión, el chico le había exigido a la Lupin que se alejara de sus amigas y ella se había negado.
— Ellas no nos quieren juntos — Decía Harry. — No te juntes con ellas...
— Hermione me odia y no te estoy exigiendo que no le hables — Emma le dijo. — No hay que prohibirnos amistades.
Harry sonrió.
— Está bien, Em — Dijo mientras le daba un beso a Emma.
Aún así, no habían podido descubrir alguna relación o lío de Harry con alguien más.
Todos se encontraban nerviosos en el aula de Moody, y el iba llamándolos al azar. Moody los hacia hacer cosas extrañas y aveces los alumnos comenzaban a reír.
— Lupin — Emma dudosa avanzo hasta el centro del aula y espero nerviosa hasta que Moody la apunto con la varita.
— ¡Imperio!
Emma no sintió absolutamente nada, espero unos segundos y no escucho órdenes ni nada. Moody confundido la mando a su lugar.
La chica se apresuró a ponerse a un lado de sus amigas. Después fue llamada Leila y al igual que Emma pareció que nisiquiera le había hechado la maldición.
Quién pareció resistirse fue Harry, que no siguió las órdenes de Moody, después siguió Stephanie que se mantuvo serena, al primer intento lo logro.
Cassiopeia fue llamada y Moody hizo lo mismo que con sus anteriores alumnos, le hecho la maldición y ella al no sentir nada diferente volteo hacia Moody.
— ¿Aún no? — Preguntó Cassiopeia.
— ¡Imperio! — La apunto con la varita y ella bufó.
Moody estaba confundido y durante el resto de la clase aveces giraba su ojo mágico hacia ellas. Algo raro pasaba.
Ese mismo día, después de la clase de Cuidado con criaturas mágicas, vieron un anuncio donde decía que las escuelas mágicas llegaba el treinta de octubre a las seis de la tarde.
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— Justo en mi cumpleaños — Dijo Cassiopeia mientras se dirigían a la clase de Snape.
Ese día llegarían los alumnos de Beauxbatons y Durmstrang, así que la mayoría de los alumnos estaban emocionados.
El profesor Snape aún se mantenía con sus cuatro mechones de colores y su enojo seguía ante las chicas, apesar que Cassandra ya había hablado con el.
