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— NUEVO CURSO —
El primero de septiembre había llegado. Lyra, Cassiopeia y Stephanie bajaban sus baules mientras Clarissa Moncier les servía el desayuno.
El día anterior Emma y Leila regresaron a sus hogares para disfrutar la última noche con sus familias.
— Traten de comer algo. — Clarissa miro hacia su reloj de mano. — Iré por mi bolsa y nos iremos. Traten de tomar lo que necesiten.
En ese momento Edrik comenzó a sacar los baules y los ponía en el maletero de auto.
— ¿No vendrán mis padres?. — Pregunto Lyra y no pudo evitar que su corazón se rompiera al ver cómo sus abuelos compartían una mirada.
— Ellos tienen mucho trabajo y...
— No pueden venir, lo sé. — Pudieron notar la decepción y tristeza en la voz de la chica.
La chica salió de su casa y se subió al auto, Regulus y Keira jamás estaban en su hogar y por eso no compartían tiempo con su hija. La chica creció y las únicas figuras paternas que tuvo a su lado fueron a sus abuelos.
— Es hora de irnos. — Dijo Edrik, todos salieron y se subieron al auto.
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— Nos vemos en el banquete. — Cassandra se despidió de las cinco niñas. — No te agobies, Lyra.
Ahí mismo en el andén desapareció y el tren sonó su silbato así que las chicas subieron al tren al mismo tiempo que lo hacían los gemelos.
— Un poco más tarde y pierden el tren. — Emma les dijo.
— Llegamos y eso es lo importante. — George sonrió.
— ¿Y Harry?. — Stephanie miraba por las ventanas de la puerta que ya había cerrado y no lograba ver a a su hermano.
— Tal vez subió por alguna otra puerta. — George respondió y decidieron ir hacia el compartimiento dónde las chicas se conocieron y gracias a Merlin estaba vacío.
