CAPITULO XXXIX

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— LA CASA DE LOS GRITOS —

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— LA CASA DE LOS GRITOS —

Los gritos de Ron y Leila cada vez se podían escuchar menos, el sauce boxeador seguía golpeando con sus ramas a los cinco chicos que se quedaron atrás, no fue hasta que el gato de Hermione rasgó con sus garras las raíces que se quedó quieto.

— Me siento como si me hubieran golpeado cinco bludgers — Dijo Cassiopeia mientras todos se levantaban.

Emma fue la primera que sin pensarlo se metió por el agujero que había en las reices mientras Stephanie y Cassiopeia la seguían sin esperar a Harry o Hermione.

— Este pasadizo lo marca el mapa pero no se hacia donde se dirige — Emma dijo mientras comenzaban a caminar y no mucho después Hermione y Harry se unieron.

— Esos perros están locos — Cassiopeia dijo — Me la pasé viéndolos todo el año escolar.

— Tal vez no son perros — Dijo Stephanie recordando a la profesora Mcgonagall.

Se mantuvieron en silencio mientras recorrían el pasadizo y cuando comenzaba a subir fue que se encontraron con una trampilla.

Harry se apresuró a abrirla y después ayudo a las demás a subir para después hacerlo el.

— ¡AQUI! — Escucharon el grito de Ron.

— ¡CALLATE WEASLEY! — Después el grito de Leila, fue cuando todos se apresuraron a subir las escaleras y entrar a la habitación donde se encontraron a Ron en la cama y a la chica rubia a un lado.

— Leila — Las merodeadoras se reunieron nuevamente con su amiga.

— ¿Dónde están los perros? — Preguntaron Harry Hermione.

— No hay ningún perro — Gimió Ron — Chicos esto es una trampa.

— ¿Que dices? — Stephanie volteo hacia el pelirrojo.

— Ellos son los perros. Son animagos...

Todos se dieron la vuelta y en ese momento algo oculto en las sombras cerro la puerta dejándolos encerrados.

Pelo sucio, apesar de es de color negro se apreciaba la suciedad, y revuelto le caía a uno hasta los codos y al otro abajo de la cadera. Los ojos brillaban, pero tenían aspecto de cadáveres. Eran Sirius y Kiara Black.

— ¡Expelliarmus! — Exclamaron, dirigiendo hacia ellos la varita de Ron y Leila.

— Pensamos que vendrían a ayudar a sus amigos — Dijo Sirius Black con voz ronca. — Sus padres habrían hecho lo mismo por nosotros. Han sido muy valientes por no salir corriendo...

— O muy estúpidos — Interrumpió Cassiopeia.

Harry avanzo unos pasos pero dos pares de manos lo detuvieron.

— ¡No, Harry! — Exclamó Hermione.

— No hagas ninguna tontería, por favor. — Pidió Emma, pero Harry no sabía si podría cumplirlo al tener a ellos dos frente a el.

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