CAPITULO XXX

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— NAVIDAD CON LOS LUPIN —

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NAVIDAD CON LOS LUPIN —

Las vacaciones de Navidad habían comenzado y la mayoría del alumnado había decidido regresar a su hogar, realmente nadie quería estar en el castillo y que los prófugos se atrevieran a entrar.

La noticia y novedad de las últimas semanas fue el cambio de apellido de Emma, todo el alumnado se enteró que la chica era hija de dos profesores de Hogwarts; Remus Lupin y Cassandra Stivienson.

No dio tiempo para pensamientos negativos respecto a eso debido a que las vacaciones comenzaron.

— ¿Tienes todo? — Cassandra le preguntaba a su hija quien asintió. — Cualquier cosa puedes pedirle a Remus que te traiga de regreso, aunque no lo creo Lyall es muy bueno y se que te adorara.

Emma sonrió.

— Quiero que todo salga bien. — Emma miro a su mamá.

— Así será, cariño. — Cassandra dio una caricia al cabello de su hija. — Es hora de ir con Remus, debe estar esperándote.

Ambas salieron de la oficina de Cassandra y se encaminaron hacia la de Remus. Emma se había despedido de las chicas anteriormente y fue cuando los nervios la azotaron.

¿Y si resulta no ser del agrado a Lyall y Remus?

Solamente había convivido lo suficiente con su hermana Elle y sabía que no debía preocuparse por ella, pero por Remus y Lyall si, capaz no iban a querer verla de nuevo.

Emma no se dio cuenta en el momento en que llegaron a la oficina de su padre, solo porque su madre la empujó levemente para que entrara.

— Buenos días. — Saludo Remus.

— Buen día. — Cassandra respondió. — Hola Elle.

Elle sonrió pero parecía querer dormirse ahí mismo.

— Es hora de irnos. — Remus comenzó a prender la chimenea. — Gracias por permitir que Emma pasará estas fechas en la casa de mi padre.

— También es tu hija. — Fue lo único que respondió Cassandra.

Cuando la chimenea estuvo lista, Remus mando primero a Elle y fue el momento que Cassandra aprovecho para despedirse de su hija.

— Te amo, espero y la pases bien. — Le depósito un beso en el cachete y otro en la frente. — Estaré esperándote.

Emma se acercó hacia su padre e hizo lo que el había dicho. Cuando menos lo pensó ya estaba en la sala de un hogar.

Había tres sillones, un estante con libros y un televisor. Las paredes estaban decoradas con varias fotografías mientras que la chimenea tenía leña ardiendo.

Cuando su mirada se poso al frente vio a un señor de edad avanzada que mantenía a Elle en sus brazos mientras dejaba besos en su cabeza.

Emma miraba hacia los lados sin saber que hacer hasta que el viejo hombre desenvolvió sus brazos de su pequeña nieta y dirigió su mirada hacia Emma.

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