32 - Puerto de La Valletta

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Acabo acostándome a las dos de la mañana. Conseguimos colarnos en las cocinas y comernos casi toda la tarta helada que había sobrado de la cena. Ninguna cocinera puso impedimento porque todas conocían a Ivan. Un punto a su favor, supongo.

Después fuimos al casino hasta que nos cansamos y nos subimos a nuestro sofá para estar tranquilos, aunque no lo conseguimos ya que la discoteca estaba abarrotada. Al menos hasta medianoche, cuando los niños se fueron a sus camarotes. Como seguía haciendo frío, yo no me quité la chaqueta del moreno, así que éste se vio obligado a bajar a por una manta a su camarote.

No hubo beso. Le dije a Ivan que quería pensar un poco en todo lo que había pasado en estos días y lo aceptó. Lo aceptó a cambio de una condición: que no me alejara de él. Y yo encantada.

Así que nos quedamos hasta las dos hablando fuera sobre todas las cosas posibles. Le conté historias mías de pequeña junto a mi hermano. Le conté la famosa historia de mi tía Irene y mi tío Liam, y de cómo se conocieron. Le conté que es la historia favorita de mi abuela en casi todas las cenas familiares cuando viene alguien nuevo. Le hablé de Chloé y de mis primas gemelas. Le hablé de las ganas que tengo de verlas y de pasar el verano con ellas. Le conté de todo y sobre todos excepto de mi novio/ex novio y de mi tía Claudia. No sé por qué pero siempre tiendo a esconder que mi tía es Claudia Valverde, la famosa actriz española. Estoy orgullosa de ella pero no me gusta ir alardeando de familia famosa.

A cambio Ivan me contó sus veranos en Roma y sus fiestas; de su reputación y de su fama. Me contó que le gusta más España que Italia, pero que no cambiaría su Roma por nada. Ni siquiera por Barcelona. Me contó que tiene pensado empezar la universidad y que intentará presentarse a los exámenes en septiembre. Me dijo que se sentía más maduro y que le agradecía a su padre "el castigo" porque sin él no me habría conocido. Me contó que su madre trabajaba para la empresa de su padre pero que tras el divorcio decidió cambiar de empleo y ahora es publicista en Barcelona. Me describió a su madre y me dijo que es una mujer seria, elegante y rígida, pero que en el fondo y con las personas que conoce es muy cariñosa. Yo le dije que quizá es un muro que ella misma se ha levantado para protegerse pero Ivan se encogió de hombros y me respondió que siempre ha sido así, al menos que él recuerde.

Lo último que me contó es una anécdota de pequeño en el hotel de su padre, cuando quiso esconderse de su niñera o au pair, como la llamó él, la cual era francesa, en la cesta de las sábanas sucias de lavandería. No sé cómo termina la historia porque me quedé dormida y lo siguiente que sé es que estoy en mi camarote cuando me despierto a la mañana siguiente.

Cuando me levanto de la cama veo que Ivan me ha dejado una nota sobre la mesita de noche:

Una de las mejores noches de mi vida. Siento que acabara a las 2 pero supongo que había sido un día largo para ti, por eso te he dejado dormir. A la próxima te obligo a quedarte despierta. Nos vemos mañana, mi preciosa Bonnie.

PD: Trabajaré toda la mañana. Búscame para comer.

PD2: Si quieres, claro.

Es gracias a la nota que sé hasta qué hora me quedé, de lo contrario no tendría ni idea. Con Ivan pierdo la noción del tiempo.

Me miro al espejo y compruebo la sonrisa de boba que se me ha quedado tras leer la nota de mi italiano. También entonces es cuando me doy cuenta de que he dormido con el vestido y con el recogido ya despeinado. Ni siquiera me he puesto el pijama.

Ya estoy deseando que llegue la hora de comer. No puedo pasar ni un minuto sin mi Clyde.

Entonces me arrepiento no haberle propuesto que estudiara en mi ciudad en septiembre.

El amor no existe hasta que llegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora