Sentimiento familiar.

331 31 8
                                    

Había pasado solamente una semana desde que vio por última vez a la actriz y sentía que ya le hacía falta, lo que sentía por ella aun no lo aclaraba del todo, pero era algo que ya no le preocupaba ni que le quitaba el sueño, simplemente lo disfrutaba.

Gracias a esto fue que hizo todo lo posible por tener completamente libre el día del cumpleaños de Michel, la verdad era una excusa perfecta para verla nuevamente, así que ahí estaba en su apartamento terminando de arreglarse para la fiesta.

Había ido por la mañana a conseguir un regalo para el pequeño y no fue hasta que regresó que cayó en cuenta que tal vez estaría el padre de Michel, y en realidad no lo conocía, pero con su historial de comportamiento con la madre de su hijo era suficiente para que no le cayese para nada bien, aunque decidió ignorar sus pensamientos, su necesidad de ver a Verónica era mayor que cualquier desaire que pudiese pasar.

Luego de un rato finalmente llegó a la casa de la actriz, le había tomado más tiempo de lo esperado salir de su casa, así que en realidad llegó casi dos horas tarde, apenas bajó de su auto pudo escuchar risas de niños y algunos gritos que se hacían más presentes con cada paso que daba hacia la puerta. Tocó un par de veces el timbre antes de que la puerta se abriera, esperaba ver a Verónica, pero fue un hombre el que abrió, Ana pudo notar claro enojo en su rostro y rápidamente notó que no abrió la puerta específicamente para ella cuando salió con furia e ignorándola por completo.

Lo siguiente que vio fue a Verónica con la cabeza baja y recargada sobre la barandilla de las anchas escaleras cerca de la entrada, no lo pensó dos veces y entró cerrando la puerta detrás de ella y dejando la bolsa con el regalo sobre la mesa del recibidor, se acercó un poco a ella hasta que notó como limpió sus lágrimas apenas notó la presencia de la cantante.

—Dios, Ana, perdón. — dijo luego de componerse. —Gracias por estar aquí. — le dio un pequeño abrazo como saludo.

—¿Está todo bien? — preguntó preocupada.

La actriz suspiró y no pudo evitar que otra lágrima resbalara otra su mejilla, al no poder decir otra palabra simplemente la tomó de la mano y la llevó escaleras arriba hasta que se detuvo en una habitación que usaban como oficina.

—¿Quién era? — nuevamente habló la cantante en referencia al hombre que vio salir.

—El padre de Michel. — confesó antes de que se le cortara la voz.

—¿Discutieron? — preguntó luego de unos segundos en los que la actriz se tomó para sentarse sobre un pequeño sofá que ahí había.

Realmente se preocupó cuando vio como la mujer ni siquiera podía hablar gracias al llanto que la ahogaba, así que se sentó junto a ella y en un intento tranquilizarla se atrevió a pasar su brazo sobre sus hombros para abrazarla, aunque no esperaba que la actriz la abrazara por completo y escondiese su cabeza en su hombro.

Pasaron unos minutos en los que Verónica no se separó de la cantante sino hasta que estuvo lo suficientemente tranquila.

—Lo siento. — dijo mientras terminaba de secarse sus lágrimas con un pañuelo que Ana le consiguió de inmediato.

—No tienes porqué. — dijo con tranquilidad. —¿Quieres hablar sobre eso?

Verónica suspiró antes de hablar nuevamente.

—Fue lo de siempre, se molesta por cosas que no le gustan, cuando él ni siquiera tiene palabra sobre eso. — explicó molesta. —Pero esta vez sacó el tema sobre llevarse a Michel y un sinfín de tonterías.

—Él no puede hacer nada, tu eres quien se hace cargo por completo de Michel. — le recordó lo que hablaron la última vez.

—Lo sé, pero no puedo evitar que me afecte. — confesó. —Y perdón otra vez, no debiste haber visto nada de esto.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora