Regalo de cumpleaños.

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Viernes por la noche y Ana recién llegaba al lugar que Alberto consiguió para festejar su cumpleaños como tanto le había insistido durante semanas, vio a algunos periodistas fuera cuando llegó junto a Daniela, la actriz se había ofrecido a llevarla e incluso regresarla, obviamente aceptó encantada, esa noche pensaba divertirse a lo grande, sentía que se lo merecía, a pesar de no ser muy fanática de fiestas y todo eso, aceptaba cuando una era bien merecida.

Apenas entró ya había mucha gente ahí, en realidad ella no tenia decenas de amigos como Alberto, así que se sorprendió, el lugar era una especie de bar, aunque más parecido a una discoteca, pero no tan grande, rápidamente las personas comenzaron a acercarse para felicitarla, ella les agradecía sonriente y recibió decenas de besos y abrazos en pocos minutos.

Pero en realidad internamente esperaba ver a una persona en específico, pero no la encontró por ninguna parte, eso la entristeció un poco.

—Iré a traernos algo para tomar, ¿bien? — dijo Daniela interrumpiendo sus pensamientos.

—Por favor. — dijo con una sonrisa.

Vio como la mujer que vestía un vestido blanco algo ceñido de la cintura y de tirantes delgados que le llegaba un poco arriba de sus rodillas, se alejaba, Ana se había encargado de decirle lo bien que se veía apenas llegó a su apartamento.

Que por cierto la había convencido para usar un vestido esa noche, un vestido más corto de lo que normalmente usaba, negro y con mangas largas, no le disgustó tanto como pensaba cuando se vio al espejo, solo por eso logró convencerla.

—¡Ana! — escuchó la voz de su mejor amigo por encima de la música y volteó.

Recibió un enorme abrazo y un par de besos en la mejilla por parte de Alberto apenas se volteó, ella solo rio.

—Feliz cumpleaños, pero que guapa se ve hoy, como siempre claro. — dijo el hombre con entusiasmo y una sonrisa.

—Muchas gracias, usted no se queda atrás. — le aseguró.

—¿Por qué tan triste? — preguntó al notarla algo extraña.

—¿Triste? Para nada. — dijo rápidamente y rio, inconscientemente pensó en unos ojos verdes.

En ese momento fueron interrumpidos por Daniela quien llegó con los tragos, Alberto decidió creerle, tal vez estaba algo nerviosa y eso era, así que decidieron brindar por Ana y ella sonrió ante esto.

Pasaban los minutos, Alberto la había mantenido ocupada con plática, tragos y personas que constantemente se unían a la conversación, pero su mente continuaba preguntándose el por qué Verónica no estaba ahí. Casi una hora después ya se había olvidado del tema, no por completo, pero había decidido ignorarlo por algún tiempo, eso o simplemente los tragos ya estaban haciendo su trabajo.

Ahora reía con chistes malos que Daniela contaba a ella y un pequeño grupo de gente, entre ellos incluso estaba Coque y Daniela Castro, otra de sus buenas amigas. Además, se le había ocurrido contar algunas anécdotas de ambas, Ana mencionaba alguna cosa entre en medio y terminaban teniendo algunas pequeñas discusiones por algún detalle que era o no importante.

Repentinamente sintió una mano posarse en su hombro y apenas volteó se encontró con una bonita sonrisa acompañada por unos ojos verdes que la miraban feliz.

—Hola, Ana. — dijo tranquilidad. —¿Puedes venir?

Ana simplemente asintió.

—Dani, ya vuelvo. — le aviso a la mujer junto a ella.

—Si, está bien, guapa. — dijo la mencionada con tranquilidad y plantó un beso en su mejilla como despedida temporal. —No te me pierdas. — guiño un ojo y nuevamente se volteó con los demás.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora