"Me gustas"

525 33 20
                                    

Sábado por la tarde y Ana estaba de camino a casa de Verónica, aquella noche le prometió asistiría a su celebración y lo haría, a pesar de que había tenido días complicados en muchos sentidos, desde la llamada con Hugo tuvo sentimientos encontrados, a tal punto que se sentía como una completa extraña para sí misma, esa noche la actriz tuvo que irse poco después de aquello, Ana se quedó viendo las copas de vino a casi terminar por un buen rato antes de decidir levantarlas.

Nuevamente se encontró frente a la puerta de la casa de Verónica, ya había tocado el timbre y solo esperaba que abriesen la puerta, fue la empleada de la casa quien la hizo pasar hasta la sala, en donde pocos segundos después apareció alguien.

—¡Anita!

Vio a una entusiasmada Socorro quien inmediatamente la abrazó cuando estuvo junto a ella, la cantante también le correspondió el abrazo con gran entusiasmo y una gran sonrisa.

—Te me ausentaste mucho otra vez. — reclamó la mujer rubia apenas se separaron. —Esta vez no tienes excusa.

Ana rio.

—Bueno, es que la verdad he estado demasiado ocupada. — explicó. —Además, la verdad también estuve mucho tiempo sin saber de su hija.

La de cabello rubio negó de inmediato.

—Alguna vez te dije que las cosas que pasen con Judith no tienen por qué afectarnos a nosotras. — le aseguró.

—¿Qué estás diciendo de mí, mamá?

La presencia de la actriz irrumpió las palabras que Socorro estaba por decir, quien rio al escuchar a su hija.

—Verdades, Judith, solo verdades. — señaló.

Verónica rio.

—Siempre le hablas a Ana sobre mí. — reclamó. —Mejor hazla pasar.

—Estaba por hacer eso. — aseguró la rubia. —Porque Anita siempre vas a ser bien recibida aquí.

La mencionada no pudo evitar sonreír y agradecer antes de ver como la mujer mayor se alejaba yendo al patio donde se escuchaba que había más gente.

—No estaba segura si vendrías. — dijo en un murmuro la actriz, ahora enfocando toda su atención a ella.

—Te lo prometí el otro día. — recordó tranquila. —Tampoco es que se me olvide todo tan rápido.

—Gracias. — sonrió. —Ven, acompañame.

Seguido de esto la mujer de ojos verdes la tomó por la mano llevándola consigo hasta el patio trasero, una vez que llegaron ahí la soltó y poco después se unieron a los demás que estaban ahí, se encontró con la sorpresa de ver a Daniela ahí, quien le hizo decenas de preguntas sobre lo que sucedía entre ella y la actriz, pero Ana no pudo contestar nada por dos simples razones: primero, realmente no sabe qué sucede entre ellas y, segundo, su mente no estaba ahí al cien por ciento, aunque eso ya lo sabía desde que iba en camino, también fue lo único que pudo mencionarle a su amiga.

Pasó un buen rato intentando ignorar sus pensamientos dispersos y distantes, hasta que sintió que no pudo más y simplemente se despidió del grupo con el que hablaba antes de alejarse entrando nuevamente a la casa, ni siquiera se dio cuenta cuando Verónica la siguió.

—Ana, ¿estás bien? — la voz de la actriz la hizo detenerse en medio de la sala.

—Perdón, creo que lo mejor es que me vaya. — explicó una vez que hizo contacto visual con ella.

—¿Irte? ¿Por qué? — preguntó claramente confundida.

—Mi mente está en otras mil cosas ahora mismo, no quiero arruinar el día.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora