Amor con desamor

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Los años 80 en México son sinónimo de cambios, fue en estos años en los que hubo un poco de todo, desde crisis económicas hasta terremotos catastróficos, y también cabe mencionar que de crecimiento en muchos aspectos. Y aquí mismo, en esa época, fue que la vida de Guadalupe Araujo cambió de un modo casi drástico, Ana Gabriel, como es conocida artísticamente, siempre ha sido una mujer segura de sí misma, claro, con sus inseguridades y ansiedades como las de todos, pero nunca pensó que llegaría un día en el que una persona pudiese cambiar su vida para siempre.

Corría el año de 1986, agosto, el mes recién comenzaba, era el último mes antes de que se acabase la época de verano, del calor, de ese sentimiento de "vacaciones" que envolvían a todo el país durante aquellas épocas, también significaba menos tiempo para que llegase el otoño aunque era una sensación extraña la que invadía la capital del gran país de México, luego del devastador evento del 19 de septiembre del recién pasado año, el 86 se marcaba como un año de renacimiento, y para Ana marcaba el lanzamiento en un mes más de su segundo álbum, tercero, si contaba aquel que había grabado antes de convertirse en "Ana Gabriel", en fin, por ahora su repertorio de canciones se reducía a su primer álbum y covers de canciones de grandes artistas. A pesar de tener, relativamente, poco tiempo en los medios era recibida de una forma maravillosa por el público mexicano, y amaba eso, le encantaba ver a todos sonreír y corear sus canciones apenas comenzaba una primera nota, gracias a su gran voz y cercanía con el público es que ya comenzaban a invitarla a distintos programas, uno de ellos un programa donde los que se presentaban tenían que improvisar alguna canción basada en una palabra o un par de palabras al azar que les decían ahí mismo, era programa en el que había decenas de compañeros del medio, desde cantante algo más pequeños hasta cantantes de gran reconocimiento, entre ellos se encontraban sus grandes amigos Alberto y Daniela, o mejor conocidos como Juan Gabriel y Daniela Romo, al primero lo había conocido apenas llegó a Ciudad de México promocionando su álbum, y a Daniela la había conocido gracias a él.

En fin, se encontraba en los estudios donde se estaba transmitiendo en vivo, ahora mismo se encontraba tras bastidores, se sentía nerviosa, no tenía idea por qué, claro que antes de salir a escena frente al público sentía nervios, pero esta vez eran mayores que los normales, aunque trataba de no enfocarse en eso le era imposible ya que había llegado hace media hora apenas y aún no tenía ni idea de cuando era su turno de salir en cámaras, un chico que corría llevando y trayendo cosas le había prometido informarle, pero pasaban los minutos y no veía señal alguna de él, comenzaba a estresarse y un poco desesperante, por suerte alcanzó a divisar una larga melena de cabello oscuro que sabía perfectamente a quién le pertenecía, con pasos rápidos se dirigió hasta ella y el golpeteo de sus zapatillas en el suelo de madera hicieron que aquella mujer se voltease antes de que si quiera terminara de acercarse.

—¡Lupita! — saludo alegre la mujer frente a ella apenas la distinguió.

—¡Hola, Dani! — respondió con una sonrisa. —¿Qué tal va todo?

—Yo estoy bien, pero tú no tanto. — le aseguró al ver que la mujer frente a ella intentaba ocultar sus nervios, ya la conocía lo suficiente y el hecho de que fuese tan expresiva con su rostro no le ayudaba mucho. —¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

—Tengo que dejar de ser tan impuntual. — fue lo primero que pudo decir antes de echarse a reír junto a su amiga. —No sé si ya me llamaron o si aún puedo...

—¡Daniela!

Una tercera voz interrumpió a la voz de Ana y la risa de la mencionada, la mujer rápidamente volteó haciendo que la cantante también lo hiciera, se encontró con una mujer que iba directo a ellas con una gran sonrisa en su rostro y el cabello recogido en una coleta alta resaltando sus facciones faciales, Ana se quedó sin aire por un momento al verla, ¿esa mujer era real? Sus ojos dieron una rápida inspección a su rostro y quedó sorprendida.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora