Como la luna y el sol

"Siempre lo hago"

Ana continuaba sin mencionar palabra alguna, ya habían pasado varios segundos llenos de silencio luego de la pregunta de su amigo, pero realmente no sabía qué contestar, o tal vez, era simplemente que no quería aceptarlo tan directamente y en voz alta, a final de cuentas era algo que aún no hacía.

—¿Ana? — insistió.

—¿Sentir qué? — preguntó fingiendo no entender el significado. —No, no, Alberto, nada de eso. — dijo entre risas bastante bien disimuladas, la verdad.

—¿Segura?

Obviamente el hombre la conoce lo suficiente para intuir que algo no está del todo bien, pero aún así siempre ha confiado en lo que la cantante le dice y no piensa en comenzar a desconfiar tan drásticamente de ella.

—Por supuesto, ¿cómo se te ocurre? — rio nuevamente, claramente nerviosa, pero luchando por poder disimular. —Verónica y yo nos hemos hecho muy buenas amigas, eso es lo que pasa.

—Bueno, en ese caso, todo esta bien. — dijo luego de suspirar, aunque muy en el fondo de él, una parte suya no le creyó una sola palabra de aquello. —No es que me caiga mal ni mucho menos. — aclaró. —Pero sé que la chaparrita tiene cierta fama.

—¿Fama? — preguntó confundida por la forma en que lo dijo.

—Si, bueno, siempre se ha rumorado y se ha visto que Vero es de relaciones poco serias. — explicó. —A mi me consta un poco, la he visto cambiar de pareja en un dos por tres, dicen que por eso tiene tantos problemas con el padre de su hijo, pero eso ya no lo sé.

Ana se quedó pensativa durante unos momentos, por alguna razón su mente intentó hallarle un sentido a lo que decía e intentaba recordar menciones de la actriz en las noticias, lo único que logró recordar su cabeza fue algo con el actor con quien recién grabó su ultima novela, pero lo ignoró por completo, ya que casi de inmediato su mente bloqueó todo mal pensamiento sobre ella mientras repetía que eso no sonaba para nada a la Verónica que ella conocía y siempre prefería formar su opinión propia sobre las personas.

—Hay rumores de todos y sobre todo allá afuera, Alberto, así que puede ser cualquier cosa. — se alzó de hombros restándole importancia.

A la vez por su mente pasaron las letras que había escrito en los últimos meses y que incluso el cantautor había escuchado una de ellas hacia tan solo unos minutos. Ese era su otro secreto, ya que, sin pensarlo si quiera, había comenzado a escribir letras y acordes mientras pensaba en la actriz, recordando su sonrisa y esos tan bonitos ojos.

—¿Y sigues viéndote con tu inspiración? — preguntó repentinamente el hombre junto a ella cuando regresó de traer más vino de la cocina.

—¿Inspiración? — repitió graciosa.

—Claro, la persona a la que le estas escribiendo tan bonitas canciones. — mencionó.

Ana rio, nuevamente nerviosa, solo que esta vez no pudo ocultarlo.

—¿Sigues negándote a decir nombres?

—No hay nombres, Alberto, eso es todo. — aseguró alzándose de hombros.

—Aja, piensas que te creemos, querida. — dijo entre risas.

Después de aquello el hombre le mostró unas hojas que encontró en una libreta que estaba sobre otro sofá.

—Encontré esto y sinceramente, definitivamente tiene nombre y apellido estas letras Anita. — sonrió. —Y es hermosa, ¿por qué no la escuché?

La cantante prácticamente le arrebató las hojas de la mano y las colocó en la mesa junto al teléfono que estaba a un lado de ella, Alberto sólo pudo negar con una ligera sonrisa.