Inesperado.

300 27 6
                                    

Fue la luz del sol entrando por la ventana de la habitación la que finalmente las despertó, al despertar ahí, después de pasar la noche juntas, Ana vio que Verónica parecía estar despierta desde hace un rato, perdida en sus pensamientos ni siquiera se dio cuenta de que acababa de despertar.

Seguía acurrucada a su lado, la sostenía con vehemencia, como si temiese soltarla, se sorprendió de no verla preocupada porque su familia se diera cuenta que durmieron juntas, pero a ella si le preocupaba, las palabras de Yolanda le llegaron tan de repente que tuvo que levantarse de la cama de golpe.

Claro que Verónica se asustó ante tal movimiento y se sentó en la cama con confusión, por su mente pasó la tarde que estuvo con Ana en su casa, como la echó, escondiéndola de Diana.

—No vayas a decirme otra vez que fue un error. — soltó cuando vio a Ana comenzar a ponerse su pijama.

La cantante solo volteó a verla con reproche.

—No voy a creértelo, aunque lo dijeras.

La menor suspiró y se sentó nuevamente en la cama, sabía que había llegado la hora de hablar claro con ella, pero no sabia si estaba dispuesta a hacerlo justo en eso momento. Lo que no esperaba era tener a Verónica nuevamente sentada encima suyo tal y como la noche anterior, nuevamente sintió la necesidad de tenerla cerca.

Mientras que la actriz con el objetivo de demostrarle que aquellas palabras nunca fueron ciertas estaba dispuesta a poner su actuación de la madrugada.

—¿Me vas a negar? — preguntó desconcertando a la cantante. —¿Vas a decirme que fue todo mi culpa?

La voz seductora de la mujer volvía a hipnotizarla, aunque no fuese así tampoco tendría la forma de asegurar todo aquello.

—Sé que quieres besarme. — le susurró, justo frente a sus labios. —Y eso no es un error.

Ana no se negó y ahora fue ella quien la besó, ahora fue lento, demostrándole que tenia razón, que ella es importante en su vida.

—Pero no debemos, Verónica. — susurró con dolor en su voz luego de terminar el beso.

—¿Por qué no?

Ana suspiró y la cubrió con una manta de la cama al ver que estaba al borde del llanto.

—Cada quien tiene su vida a este punto, no podemos ser egoístas, no cuando ya tomamos decisiones.

—De verdad la quieres. — afirmó con pesar antes de esconder su rostro en el pecho de la otra.

Los sollozos comenzaron a llenar el ambiente, Ana no entendía bien el que estaba sucediendo, pero antes de que pudiese decir algo la actriz se levantó y tomó sus cosas entre sollozos para salir de inmediato, algunos instantes después pudo escuchar un portazo proveniente del pasillo.

Pero ella se quedó con la duda, además quería hablar tranquilamente con ella, odia verla llorar, odia aun más saber que ella es la causante de aquellas lágrimas. Por lo que se apresuró a tomar un baño, aunque se arrepintió de borrar las caricias y besos que Verónica había dejado en ella, nunca era fácil, era peor el presentir que esa iba a ser la última vez que sucedería algo entre ellas.

Luego de un rato salió después de acomodar la habitación, se quedó en el pasillo por unos momentos, sin estar segura de donde se encontraba la actriz, tal vez debería ir a tocar a su puerta, entre su lucha decidió simplemente bajar sin más, de igual forma no pensaba quedarse mucho tiempo más, seria incómodo.

—Hola Ana.

La primera en saludarla apenas bajó fue Socorro, sin ninguna señal de extrañeza o algo por el estilo, ni siquiera pareció notar la maleta que acababa de dejar junto a las escaleras.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora