Contigo.

365 34 1
                                    

El timbre del apartamento resonó dentro avisando la llegada de alguien, Ana revisó su reloj de muñeca mientras salía de la cocina, pensaba que era más temprano en realidad. El día de mostrarle a sus mejores amigos su álbum antes de que saliera le había llegado demasiado rápido, las últimas semanas se la ha pasado haciendo decenas de cosas, entre ellas promocionando su disco y dando la fecha de presentación oficial, ahora estaba en una especie de descanso antes de que comenzara oficialmente su tiempo de vuelta al trabajo. Al abrir la puerta se encontró con Verónica, inmediatamente una sonrisa apreció en su rostro, aunque duró poco al ver que la mujer parecía distante y ni siquiera notó cuando la puerta finalmente se abrió, tenía su mirada enfocada en el suelo, aunque poco después reaccionó y le dedicó una pequeña sonrisa.

—Hola, Ana.

—Buenas noches, señora Castro. — respondió Ana igualmente con una sonrisa. —Pase.

Se hizo a un lado y la mujer entró casi de inmediato, la cantante rápidamente pudo intuir que algo no estaba bien con la actriz, pero no estaba segura de sí era prudente preguntar. Una vez que cerró la puerta avanzaron hasta la sala donde le aseguro que se sintiera como en su casa.

—¿Algo de tomar? — preguntó cuando vio que parecía nuevamente perderse en sus pensamientos.

—Lo mismo que tú está bien, gracias. — contestó con una sonrisa triste nuevamente.

Ana simplemente asintió y fue hasta la cocina a servir una copa de vino como la de ella, después volvió junto a ella y se la entregó.

—¿Está todo bien? — decidió preguntar finalmente al ver que continuaba con su mirada perdida de vez en cuando. —Si no se siente bien no tiene porque...

—Estoy bien, Ana. — la interrumpió. —Y claro que tengo que estar, sólo tuve un pequeño problema antes de venir.

—¿Puedo ayudarla en algo?

Le preocupó al escuchar su voz algo temblorosa.

—Hablé con el padre de Michelle. — finalmente explicó luego de darle un trago a su copa. —Las llamadas con él siempre terminan en peleas. — suspiró.

—¿Fue por algo en específico? — realmente solo intentaba ayudar y ciertamente la única forma que tenía era haciéndola hablar sobre ello.

Hubo unos momentos de silencio y pudo ver como los ojos verdes de la actriz comenzaban a brillar más de lo normal debido a las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos.

—Quiere llevárselo. — confesó con la voz ya cortada.

Aquello sorprendió por completo a la cantante y solo pudo abrazar a la mujer al ver que se soltó a llorar en ese mismo instante.

—¿P-Pero por qué? — fue lo único que se le ocurrió preguntar ante tal noticia.

—No lo sé. — fue lo único que obtuvo de respuesta entre sollozos cortados.

—Pero, no tiene sentido alguno. — en realidad fue más un pensamiento en voz alta que palabras para la actriz, quien continuaba entre sus brazos.

Pasaron unos cuantos minutos más antes de que se tranquilizara y finalmente se separara de la cantante, quien inmediatamente sintió un vacío.

—Quiero creer que solamente era su lado molesto hablando y que no lo decía enserio. — habló nuevamente.

—Debe ser eso, Verónica, no creo que debas preocuparte por eso. — dijo la cantante rápidamente para tranquilizarla. —Por todos estos años no se ha preocupado por pasar más de un par de horas cada no sé cuantos meses, no creo que ahora quiera tenerlo siempre.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora