1 Chica Nueva

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Hoy me levante a las seis, me duche en el baño de mi dormitorio y cepillo mis largos cabellos negros, mi dormitorio consistía en una cama en una esquina en donde al lado estaba una ventana, frente a la cama contra la otra pared hay un sofá color gris y una repisa vacía, que planeo llenar con algunos libros, en el suelo hay una alfombra borgoña y junto a la puerta contra la pared está un escritorio de madera de roble oscuro, pero he de admitir, que me hubiera gustado estar sola, mi compañera descansaba todavía en su lado del dormitorio, al llegar ella ya estaba pero no precisamente despierta, así que la deje dormir.

Mi uniforme consistía en una camisa blanca de manga larga en cuyo cuello se anuda un lazo rojo, un saco negro con bordes rojos y a la medida, de solapas anchas y el escudo del instituto-psiquiátrico, un par de medias blancas por encima de la rodilla, una falda negra de tablones variados y bordeado igualmente con rojo a mitad del muslo y unos zapatos negros con un poco de tacón, no me quejo, me veo bien, mi cabello caía liso por las tantas veces que le cepillo por mi espalda hasta la cintura, nunca lo había cortado por que me parecía bien así, con algo de maquillaje había cubierto las ojeras bajo mis ojos y coloreado levemente mis pálidos pero rellenos labios.

Tome mi mochila y salí del dormitorio, ayer recorrí todo el lugar junto al doctor y la directora, quien no paraba de parlotear sobre la historia del lugar y que se yo, algunos de mis compañeras salían de sus dormitorios ya vestidas, o otras intentaban escabullir a los chicos en sus dormitorios para que no fueran castigados, todavía me preguntaba cuales serían los castigos.

Llegue a la cafetería para desayunar un poco antes de la primera clase, todos estaban hay, me sentí estúpida por ser la única que ya llevaba puesto el uniforme, ya que algunos todavía estaban en pijama, como era el desayuno eso no importaba mucho, todos me miraron atentamente siguiendo con los ojos cada uno de mis movimientos, me sentí muy incomoda al respecto, pero me concentré es tomar mi desayuno y sentarme en el lugar más apartado posible.

Cosa que era imposible puesto que muchos inadaptados ocupaban las mesas lejanas, tuve que sentarme en una céntrica en la cafetería, mi desayuno consistía en unas tostadas con huevo y tocino, acompañadas de una taza de café con cuatro sobres de azúcar, era mucha azúcar, lo sé, pero siento que mi cuerpo no funciona si no tengo cantidades exorbitantes de azúcar en mi sistema.

Le di un gran trago al líquido caliente de mi taza y suspire satisfecha, empecé a comer de forma tranquila mientras observaba el comportamiento de supuse serían mis compañeros, un grupo de chicas rubias y muy maquilladas para mi gusto entro por la puerta de la cafetería y se sentaron no muy lejos de mi mesa, no me notaron lo cual agradecí, pero de repente se hizo un incómodo silencio en todo el lugar cuando las puertas volvieron a ser hábiertas.

Por esa misma entró el mismo chico que vi salir del bosque y otros dos, uno rubio y el otro pelirrojo.

Sus ojos recorrieron la cafetería de mesa en mesa hasta dar con los míos, no los aparte, puesto que era signo de debilidad, así que le sostuve la mirada detallandolo como él a mí.

Su cabello azabache desordenado, y sus labios rojos, su piel blanca resaltada por el pulcro uniforme, que consistía en unos pantalones negros al cuerpo y una camisa blanca de manga larga, junto con un saco a la medida con el escudo del lado izquierdo, sus ojos, eran..... De diferentes colores, el ojo del lado derecho era de color azul, uno muy intenso, mientras que el izquierdo era gris, de un gris tan oscuro que parecía plomo, ambos ojos delineados por una fina línea negra alrededor del iris, su nariz era recta y un poco respingona, mientras que la línea de su mandíbula se marcaba de forma afilada, sus espesas cejas negras y sus rizadas pestañas, sus labios rellenos y acorazónados, curvados levemente en las comisuras de forma engreída y provocativa, y por un momento recordé a alguien, alguien muy especial para mí, pero no entraré en detalles.

Amara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora