Pov. Carolina Pride.
Amara no aparece, maldición, ya van como cinco veces esta semana que me hace lo mismo ¡Joder, es que no entiende! La muy desgraciada desaparece así como si nada y me deja preocupada, para quizás, aparecerer en una pisa o medio muerta.
Pero esta vez, no me iba a preocupar.
"Ajá, repitelo hasta que lo creas."
Cállate.
Caminaba por los pasillos, rumbo al comedor, Amara no se había molestado en aparecer en la noche y eso me molestaba, de alguna manera me molestaba de sobremanera, y había pasado parte de la noche en vela solo por ella.
Que se joda.
Camine con más firmeza mientras apretaba las manos echas puños.
— Joder, Dios me libre de ser el saco de boxeo que se cargue tu ira — dijo una profunda y familiar voz detrás de mí.
Segui caminado, sabiendo que mi hermano me seguía, rio entre dientes como el idiota psicótico que era y yo suspiré todavía más molesta.
— que te hizo enojar tanto enana — dijo tomando mi muñeca para que voltear a verlo.
Su cabello igual que siempre, lucia desordenado, sus ojos grises tan idénticos a los míos se veían más claros y brillantes desde que había salido de esa jaula en donde lo tenían, la cicatriz en su rostro, aquella que tenía toda una historia detrás, una que nunca me quizo contar, pero que de igual forma, me seguía produciendo curiosidad, y su jodida altura que podía intimidar a cualquiera que se le acercase y su carismática expresión de " soy el hijo de puta más puto de todo el jodido mundo" relucia como siempre. Mi hermano al fin.
— Amara no volvío al dormitorio anoche, y no la he visto, Joder, ¡a caso no sabe lo preocupada que me tiene! Estoy harta de sentir que se me va a salir el corazón por sus locuras imprudentes. — gruñi, y luego me di cuenta de la forma en que mi hermano me miraba mientras ladeaba la cabeza.
— eh.. ¿Que? — dije yo sintiéndome intimidada.
— nada, solo que es muy obvio que tu ya no la vez como tu amiga, Caro, y lo sabes — dijo él mientras me miraba arqueando las cejas.
— ¡no me gusta! ¿Estas loco? ¡Es mi mejor amiga! — espete yo, dándole la espalda para empezar a caminar. — entonces ¿por qué me das la espalda? Sabes que tengo razón, ¿a quien no le gustaría Amara? — dijo mientras Caminaba a mi lado.
Entonce me di cuenta de algo.
Pare de golpe y lo sujete del antebrazo.
— ¿te gusta Amara? — inquiri yo con una mirada fulminante, él río entre dientes. — desde el primer momento en que la vi — dijo con una gran sonrisa ladina.
— eres un idiota — dije con ira, lo solté de mala gana y empecé a caminar más rápido, alejándome a grandes zancadas.
— ¡Dicelo Carolina! ¡Por qué será muy tarde cuando te des cuenta de que le pertenece a alguien más!
Y con más rabia que antes, empecé a trotar, alejándome del puente, alejándome de todos, quería estar sola y hundirme en mi mundo de música y fantasía, quería borrar las lágrimas que empañaban mis ojos y esconderme para siempre.
Por qué sabía que mi hermano tenía razón, por que Amara no me pertenecía, por que ella ya era de alguien, y no sabía de quien, pero solo sabía que ella suspiraba por alguien más.
El enojo me consumía, por que no era capaz de decirle lo que sentía, por que no era lo suficientemente valiente como para ponerme frente a ella y decirle " me gustas Amara" por qué solo era una jodida cobarde, una cobarde que nunca lograría tener ese lugar en el corazón de la pelinegra. Y en parte, me odiaba por eso.
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Amara
RomanceUn psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una ley, si te duermes, te cazan, y no precisamente en un altar. El caos reina es este lugar sin nombre...