Pov. Amara Riddle
Después de aquella maravillosa noche con Darien, en la que había descubierto que compartimos en común muchas cosas y que no éramos tan disparejos después de todo, las cosas habían cambiado, para bien y para mal, entre otras.
No dormimos el resto de noche, pero al amanecer cuando nuestros cuerpos se encontraban tan exhaustos por todo el esfuerzo, nos permitimos acurrucarnos entre las mantas y dormir abrazados después de una amena y divertida charla, conociendo más del otro, estudiandonos y aprendiendo mutuamente del otro.
Al siguiente día Darien se fue, pues no había podido aplazar su viaje, pero después de dejar claro que tomaría unos días de descanso fuera de Génesis con su familia, decidió partir.
Pasaron seis meses en los que pensé que había fallado y que el no volvería, día tras día en los que lo pasé terrible, Dominic no paro de seguirme e insistir en que le perdonace y diera una oportunidad, ¿pero que oportunidad se le puede dar a un traidor como él? Caro, Sandro y Fede estaban apoyándome y haciéndome sentir mejor, y en cuanto a Angelo.....
Se podría decir que las cosas estaban bien, le aclare lo que había pasado la noche en que lo visite y — gracias a Dios — lo entendió, me dolió un poco aplastar las esperanzas de Angelo, pues, él también me había dicho que le gustaba y..... Pues, que haberlo hecho con él le había ilusionado tanto.... Me sentía terrible pero estoy segura de que no tanto como se sentiría él.
Seis mese en los que espere bajo el sauce que encaraba la gran verja del psiquiátrico Genesis, seis mese en los que me sentí tan estúpida por parecer una niña enamorada, pero quizás eso era, quizás estaba enamorada de Darien y no lo sabía.
Hasta que él volvió, lo vi llegar en la camioneta de la familia y bajarse vistiendo una camiseta gris y unos vaqueros negros algo desgastados, su cabello rubio se veía igual de desastroso y hermoso que siempre mientras que unos lentes de aviador cubrían sus ojos azules.
— Amor.... — Murmuró él al aire y fue la mecha que encendió el fuego de mi alma.
— ¡DARIEN! — grite emocionada, sin importar llamar la atención de los demás o que alguien me viera en este momento.
Los demás estudiantes del patio voltearon a ver y en cuanto vieron al rubio bajar con su elegante andar se corrió la voz y para entonces, todo Génesis estaba en el patio delantero vitoreando al rubio recién llegado.
Corri emocionada por todo el patio a pesar de que había otra verja que lo separaba de la entrada principal y con agilidad la escale en un dos por tres y me lancé al césped rodando sobre mi misma y volví a correr, una azaña intrépida, lo sé, como también sé que despues de demostrar con facilidad como podía llegar a escaparme me metería en ciertos problemas, así como también el echo de que haya dejado a mi sombra del otro lado gritando mi nombre para que volviera, pero yo no hice caso, nunca lo haria, no estaba en mí, y mucho menos con la emoción que me sobrepasaba.
Me lancé sobre el rubio que me recibió con los brazos abiertos. Escondí mi rostro en la curva de su cuello mientras que mis piernas se apretaba entorno a su cintura.
— te extrañe tanto — susurre en su oído sin despegarme de su cuerpo, sus brazos me estrecharon con más firmeza. — yo igual. — respondió él.
— ¿no volverás a irte? — inquiri con duda y algo de miedo.
— no amor, me quedaré contigo para toda la vida. — dijo él, citando las palabras de nuestra primera noche juntos.
Un sentimiento de completa felicidad me embargo y fue suficiente para impulsarme a besarlo, ahí, frente a todos. Darien me correspondió de inmediato, devolviendo el beso con cariño y una ferviente calidez.
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Amara
RomanceUn psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una ley, si te duermes, te cazan, y no precisamente en un altar. El caos reina es este lugar sin nombre...