Por un momento pensé que esta había sido la peor idea de mi vida, dejar a Carolina con un par de tijeras en mano, pero..... No fue tan malo como me lo imaginé.....
Mi cabello lizo antes hasta mis caderas ahora llegaba apenas sobre mi hombro, las cuatro colectas que Caro había realizado para dividir mi cabello habían dejado el corte limpio y preciso, no había ni un mechón menos ni un mechón de más, era perfecto, mirar ahora mi cambio en el espejo de su tocador me dejó fascinada, por que el cambio había sido drástico.
Mis facciones antes amables y aniñadas se veían diferentes, se veían afiladas y maduras, me gustaba lo que veía.
— por la forma en que te brillan los ojos, sé que estás viendo lo mismo que yo — dijo mientras me sonreía a través del espejo.
— ¿y que vez? — dije divertida, a lo que ella sonrió coqueta. — a una chica despampanante y jodidamente sexy que de no ser mi amiga seria mi ídolo y motivo de mi siguiente obcesion — dijo mientras volvía a guardar las tijeras.
Yo reía ante sus ocurrencias y me levante para obcervarme mejor, moví mi cabeza a los lados sintiendo el desconocido cosquilleo de mis cabellos sobre los hombros, se sentía bien, se sentía diferente, me sentía con un peso menos sobre mi espalda....
Una pequeña niña de nueve años lloraba en un rincón del sucio y oscuro cuarto en donde se le era confinada por una semana sin comida ni agua como castigo de su progenitor.
Entonces la puerta fue abierta y la silueta del hombre más temido para la pequeña joven se dislumbro en el umbral, ella tembló y le miró aterrorizada.
— ya pasó tu castigo mi pequeña — había dicho él con su típica voz ronca por los tabacos y los litros de licor que había quemado su garganta.
— ¿ya puedo salir?
— si mi niña, pero antes, tengo que preguntarte algo.
— ¿que?....
Él se apresuró a llegar a ella y con una mano jalo de sus cabellos elevandola del suelo, su cuerpo débil y delgado estaba desnutrido y sin fuerzas como para resistirse a los tratos bruscos de su padre.
— ¿has aprendido la lección? — la joven asintió sabiendo que era mentira para poder librarse de su fuerte agarre. — ¿sí? Entonces, dime, ¿qué aprendíste?
La joven trago grueso y entro en pánico sin saber que decirle al hombre que aparecía en sus pesadillas cada noche y que al día siguiente por la mañana las hacía realidad.
— ¿no cortar mi cabello? — él asintió levemente satisfecho. — ¿y que más mi niña?
— a papá no le gustaría, por que.... N-no me parecería a mamá... — él asintió y beso mi frente para luego soltarme.
— Ahora ve y date un baño, baja y prepara la cena y quiero que al terminar te laves los tienes y esperes a papí en la cama ¿vale?
La joven asintió mientras salía corriendo por la puerta y subía las escaleras hasta su pequeño e improvisado dormitorio donde solía acurrucarse en la oscuridad y huir del monstruo.
— ¿donde estabas? Tuviste una semana sin aparecer.... Uchi¿estas bien? — la joven miró al chico sentado en el marco de su ventana y sonrio.
— sí, todo está bien michi.
Sacudi la cabeza levemente apartando los malos recuerdos y mire a Carolina quien buscaba otros objetos en sus cajones.
No se dio cuenta.
Pensé con alivio, y limpiando las lágrimas escurridizas de mis mejillas, suspire y respire barias veces para normalizar mi respiración.
ESTÁS LEYENDO
Amara
RomanceUn psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una ley, si te duermes, te cazan, y no precisamente en un altar. El caos reina es este lugar sin nombre...