Pov. Amara Riddle
Odiar una palabra era ficil, cualquiera podría odiar una palabra o una fase, que ancla un momento de sus vidas a su significado.
El mío era el adiós.
Yo odiaba el adiós, por lo que simplemente desencadenaba, la soledad, el silencio, los remordimientos, el dolor, eso desencadenaba un adiós para mí, y yo no quería un adiós, por que mil veces prefería un hasta luego. Que a un adiós.
Darien se iría en pocos días, pues ya había pasado tres, en lo que el susodicho no me había vuelto a hablar, en los que extrañe su penetrante mirada azul, en los que extrañe su sarcasmo y frialdad, por muy extraño que fuera ¿creen que soy mazoquista por extrañar la indiferencia de alguien ? Pues no era la indiferencia y frialdad lo que extrañaba de Darien, sino, verlo fuerte, verlo superior a los demás, pues él desde entonces evitaba el más mínimo contacto con los demás, incluso con los que creía sus amigos, ya que al parecer Dominic y Darien no se llevaban bien es esos momentos.
Darien se encontraba distante a su manera, pero había dejado de verse rudo, a verse frágil, nostálgico y triste, no había vuelto a hablar con Dominic desde la última vez, el cazador tampoco me había molestado desde entonces y por un momento pensé que todo había acabado, o por lo menos, en parte.
En los tres días que llevaba viviendo en lo que parecía una nube rosa, conocí a dos chicos muy amigables en mi terapia de grupo y con los cuales pasaba tiempo junto a Caro en mis recesos.
Sus nombres eran Federico y Alessandro, Federico poseía una belleza refinada y emblemática, pues él era un francés muy guapo a decir verdad, pero no se me pasaba por alto la forma en que miraba al picante Alessandro.
Federico era pálido y alto, con una figura esbelta y atletica, su cabello color miel eran un desorden, sus enormes y perspicaces ojos grises te observaban con fijeza, analizando tus expresiones y tus acciones, al principio, él me llamó la atención, y se que pensaran que soy una zorra por empezar a fijarme en otros cuando él chico que más me importaba estaba encerrado, y él que necesitaba en estos momentos planeaba irse, y Dominic.... Era un pequeño dezlis, uno que me quitaba el sueño y atontaba mi pensamiento.
Pero para mí sorpresa descubrí que, Federico era gay, y Alessandro, a diferencia de Federico, era alguien callado, pero simpatico, eran un analitico excelente y era un gran amigo, el era alto y su tez era clara, pero tenía un leve todo dorado que era a la vista muy agradable, su cabello era color chocolate y sus ojos eran verdes, sus sonrisas eran escasas pero eran de esas que te llenan por dentro.
— ¿por que tan callada rapunzel? — dijo Alessandro , tomando asiento junto a mí en el patio.
— jodete carbron — le dije con hostio a lo que él se río — me an dicho por ahí que estas involucrada con los chicos populares, ¿te hicieron algo? — preguntó volteando su rostro sobre sus rodillas para mirarme.
— malditos chismosos — murmure, él suspiro y asintió. — los chismes corren como pólvora tesoro.
— ¿que quieres saber? — dije yo al grano, dispuesta a abrirme con él como no lo había hecho con Caro. — quiero saber si el hecho de que el chico Cavalier se vaya te está afectando.
Yo suspiré y estire mi cuerpo recargando la espalda en el tronco del árbol, mire al cielo y curiosamente me imagine los azules de Darien. Joder
— sí, ¿para que mentirte si me conoces bien? — dije al ojiverde dando un suspiro. — me sorprende que lo aceptes, ahora dime, ¿de que me perdí?
Y. Tras un suspiro, le hablé de todo lo que había pasado desde que llegué a este lugar, los ataques, la fogata, Dominic, Darien.... Pero no de Angelo, pues eso era lo más reciente y ciertamente me avergonzaba, decir que me había acostado con el mejor amigo de ambos chicos y que me había emborrachado, era penoso, y no se repetiría ni aunque me drogaran.
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Amara
RomanceUn psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una ley, si te duermes, te cazan, y no precisamente en un altar. El caos reina es este lugar sin nombre...