22 Hielo

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Pov. Amara Riddle

Después de recuperarme como era debido, me di cuenta de que, solo faltaba un día, uno solo, para que el rubio de ojos color del hielo se fuera de mi vida, quizás para siempre, pero mi corazón estaba tan marchito, que solo podía pensar en lo dolida que estaba, y en que si lo dejaba ir a él también, perdería todo por completo.

Y para mí perder no es una opción.

Y cómo si el destino quiziera Joderme un poco más la existencia, la puerta de la enfermería fue abierta, dando paso a la figura del peligro de ojos bicolor, me tense, por que no esperaba verlo, por que ciertamente tampoco quería tan siquiera verlo. Pero era algo inevitable, pues tarde o temprano nos encontraríamos, en los pasillos, o en alguna clase.

— Hola — hablo él, pero yo no respondi y continue acomodando el foolober que iba debajo del saco — ¿como estas? — volvió a preguntar, pero yo solo lo ignore, procediendo a peinar mi corto cabello con los dedos.

— ¿no vas a responderme?

— ¿tu que crees? — espete a quema ropa, hubo un momento de silencio que fue más tenso de lo que esperaba hastes de volverle a escuchar. — estaba preocupado...

Rei con ironia y voltee a verlo. Estaba vestido con su uniforme y parecía nervioso, pero poco me importo, le mire inexpresiva, con una mueca de ironia y amargura en los labios, ¿preocupado? Creo que preocupado no sería la palabra.

— ¿preocupado? ¿Por qué? No somos ni siquiera amigos como para preocuparte por un desconocido — solté seca, continue con las medias blancas para luego buscar mi calzado.

— sabes que me importas Am...

— ¿así como te importe cuando estabas entre las piernas de Lila? No lo creo, y mi nombre es Amara, no Am — respondi con dureza, busque por todo el jodido lugar el desgraciado lazo rojo que tenía de corbata, pero no lo encontré, Joder.

— ¿buscas esto? — pregunto él, enseñando la fina tira roja entre sus dedos. — sí.

Extendí mi mano en su dirección para que me lo entregará y el negó mientras retrocedía, le mire fijo por unos instantes, intentado entender su actitud infantil y bipolar, aunque me era casi imposible razonar con la ira hirviendo la sangre en mis venas y los malos pensamientos acumulándose en mi cabeza.

— dámelo — pedí seria, él volvió a negar. — ven y tomalo — dijo él, imitando mi tono.

Lo pensé, dejando paso a un silencio incómodo, sabía que intentaría acercarse en el momento en el que vi mi listón en sus dedos, pero no iba a caer, todavía sentía el picor y dolor en esa herida, su herida, pero nada que el tiempo no pudiera curar, las heridas cierran y la mente sana, lastima que yo no pueda hacer lo mismo.

— jodete — espete, tome mi mochila y la lance sobre mi hombro antes de pasar por su lado. — Amara, espera.

— No. No tengo por qué esperar nada y mucho menos de ti, ¿creías que de la noche a la mañana todo se resolvería? ¿Que todo volvería a la normalidad?

— te vi besando a Darien bajo el árbol del patio el otro día. — se excuso, intentado aligerar el peso.

— ¿Y? Solo era un beso, en cambio, tú estabas a punto de follarte a la persona que detesto, y eso, Señor Foster, es peor que un simble beso — dije seca.

— dame una oportunidad...

— ¿que te de otra oportunidad? ¿Pará qué? ¿Pará volver a herirme? ¿Pará volver a fallarme? No, no estoy dispuesta a sentir ese mismo dolor dos veces, mucho menos sufrir por alguien que no lo merece.

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