7 Salvador

113 12 2
                                    

Pov. Amara Riddle

Desperté en un lugar de grandes paredes blancas, la luz se filtraba por las cortinas de suaves telas blanca y llenaba el lugar, sentía un dolor punzante en mi hombro izquierdo y me dolía todo el cuerpo.

Me quedé mirando el techo en busca de alguna explicación, un flashback de los momentos vividos en el bosque vino a mi mente llenándome de temor, ¿quien era el hombre enmascarado? ¿Que había pasado? Me había atacodo y de último momento había intentado desnudarme, luego llegaron los Lobos y todo pasó muy rápido.

Voltee mi cabeza con lentitud a un lado en donde pude ver a alguien recostado en una silla junto a mi cama, me quedé muy quieta y le obcerbe fascinada.

Dominic yacía dormido en una silla junto a mi cama, pero eso no era todo, de alguna manera, estaba sin camisa, los vaqueros de anoche todavía cubrían sus piernas, cruzadas en una posición más cómoda y relajada, sus brazos también estaban cruzados sobre su pecho, mientras que su respiración era acompasada.

Estaba con la cabeza inclinada a un lado mientras que la pocision de su columna algo encorvada asía que los abdominale en su estómago se marcarán de una forma...... Pff... Su pecho marcado y sus brazos cruzados le daban un aire rudo y más pronunciado a sus músculos. Su piel blanca y tersa bañada en la tenue luz del día tenía un tenue tono dorado, su cabello estaba despeinado, cubriendo levemente sus ojos cerrados y sus facciones con ese toque arrogante ahora eran relajadas y pacíficas, casi angelicales y sus labios rosados quedaron entreabiertos.

Vaya, que buena vista.

Me senté con cuidado en la camilla y mire bien a mi alrededor, debía de estar un una enfermería, por el aroma a desinfectante y a gel antibacterial, algunas estantes en donde habían objetos para la curación de heridas y frescos con pastillas y líquidos dentro de una vitrina cerrada con llave, supuse que me habían traído después de haber sido atacada.

Volví a mirar a Dominic dormir, se veía tan delicado y frágil, era ese tipo de fragilidad tierna y vulnerable que te daba ganas de proteger y cuidar, pero aunque sus facciones relajadas mostrarán esa tranquila  expresión, al abrir sus ojos desaparecería y volvería a verse arrogante e intimidante, volvería a haber un escudo que interfiriera entre la dureza del mundo y la suavidad de las almas lastimadas.

— ¿podrías dejar de mirarme así?  me siento violado — di un respingo que me causó un gran dolor por todo el brazo y me queje.

— yo no te estaba mirando — mentí mirándolo de reojo — ¿Ah sí? ¿Entonces por qué me mirabas como si estuvieras viendo a la monalisa?

Por qué eres una obra digna de Leonardo DaVinci.

— cállate — dije sonrojada, Dominic rio levemente aún con los ojos cerrados, se paso una mano por el cabello y lo despeinó más.

— eres muy mala mentirosa — dijo ahora abriendo los ojos, obcerve himnotizada sus ojos de diferentes colores y suspire — Te dije que no me gusta que me mires así — dijo con un pequeño gemido al estirarse.

— ¿por que?

— por que pienso que vas a lanzarte enzima de mi y me vas a violar, se que no es mi culpa estar tan bueno pero, oye no mires así a un chico o pensara de todo menos bonito.

— creído, he visto mejores — dije poniendo los ojos en blanco, él me miró ofendido y se incorporó — ¿has visto mejores? Te aseguro que no has visto uno mejor que yo.

Él se acercó y apoyo sus manos a cada lado de mis caderas, inclinándose hacia mí, me quedé embobada obcerbando como sus músculos se tensaban para soportar su peso y como su abdomen marcado se contrajo, diablos, posiblemente si haya visto a alguno mejor pero..... Eso fue ya hace algunos años y.... Vaya, hasta ahora sí, Dominic era lo mejor que había visto por ahora.

Amara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora