8 Promesas

75 10 0
                                    

Pov. Amara Riddle

Cuando estuve frente a la puerta de mi dormitorio compartido, no supe que esperar. Esperaba encontrar a Carolina enojada y dispuesta a cambiarse de habitación, pero cuando abrí la puerta y entre lo que vi me desconecto.

Carolina estaba en posición fetal en medio del dormitorio mientras que su cabello estaba echo un desastre y lloraba desconsolada, ciertamente me sentí culpable de verla ahí así, llegué a su lado rápidamente y me arrodillé conteniendo un pequeño gemido de dolor y la abrazo.

— ¡todo es mi culpa, todo es mi culpa! — decía mientras se mesia entre mis brazos — ¡Caro nada es tu culpa! Estoy aquí, estoy bien — le dije intentado calmarla, pero en vez de ayudar, empeoró.

— ¡Am no puedo respirar! — me dijo asustada, yo también empecé a asustarme y no supe que hacer.

— ¿que hago Caro? ¡DIME q-qué tengo que hacer! — chille asustada, ella intentó responder pero de un momento a otro ella se desmaya.

— Dios mío ¿ahora que hago? — murmure más para mí misma, la deje con cuidado en el suelo sobre la alfombra y salí al pasillo.

— ¡alguien ayúdeme! ¡Por favor, guardiaas! — grite Desesperada, volví al dormitorio dejando la puerta abierta y tome a Carolina para acomodar su cabeza en mi regazo.

— vas a estar bien Caro, vas a estar bien, las cosas van a cambiar, van a ser diferente, te prometo que todo va a estar bien, prometo que te voy a cuidar

Los guardias entraron alarmados y al ver a Carolina en el piso llamaron a las enfermeras, se la llevaron a una sala de obcervacion, me dijeron que me fuera a descansar, que ella estaría bien, pero algo en mi me decía lo contrario, algo me decía que no iba a estar bien y que me necesitaba, entre en un ataque de histeria y empecé a tirar cosas.

Y así fue como terminé sedada, quien sabe por cuánto tiempo, por culpa del enfermero nervioso y asustado quizás había entrado en coma, el muy idiota quizás no midió la cantidad del sedante, por que...

Después de que me sedaran, no supe cuánto pasó, pero lo que si sé, es que de entre la oscuridad tras mis párpados y el silencio de la habitación, había pasado el tiempo suficiente como para ya  volver a escuchar la recuperada voz de Carolina, que sonaba triste, y muy molesta, la escuchaba hablar y llorar de vez en cuando, pero aún sin poder abrir los ojos, sin poder ver el sol, sin poder construir un mañana echo de mis acciones y planes incompletos.

************************

Pov. Darien Cavalier.

Doce horas antes del ataque de histeria de Amara.

—  ve y asegúrate de que este bien, yo tengo que hablar con alguien.

Cuando deje de sentir la mirada de Dominic quemar en mi espalda, me deje caer contra la fría losa de la pared, respire profundamente y repetí el mantra que mi terapeuta me había sugerido usar cada vez que sentía que perdía el control.

Todo va a estar bien, todo está bien.

No, no lo está, ella no está bien.

Mordí mis nudillos con fuerza para reprimir el grito gutural que amenazaba con develar mi mal estado psicológico en pleno pasillo, las lágrimas de impotencia rodaron por mis mejillas y mi pecho subía y bajaba con irregularidad.

Todo va a estar bien, todo está bien.

No, no lo está.

Todo va a estar bien, todo está bien.

Amara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora