52. Epílogo.

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Mi nombre es Alice Amaray Cross Riddle, Hija de Verónica Cross y Héctor Riddle.

Verónica fue una reina de la mafia Rusa y Romana, y Héctor un Teniente que lo arriengo todo por amor, que pagó todo por amor.

No se de que manera mi madre terminó viviendo con mi tío, quien se hizo pasar por mi padre hasta que tuvo una recaída y todo se fue a la mierda, Hugo era el hermano gemelo de mi padre, ganándose así siempre el perdón de mi madre.

Siendo la única imagen que quedaba de mi padre, ella terminó aceptando a vivir con Hugo para mantener intacto el recuerdo de mi padre en alguien que no era él, siendo solo una simple copia, ella siempre supo que por mucho que se parecieran, nunca podría evitar el vacío de la muerte de mi padre.

Mi madre era golpeada, abusada y maltratada mientras su corona como reina le aguardaba, esperando que algún día regresará, un día, un chico de Cabellos rojos acudió a ella, siendo él quien le quitaría la vida al enterarse de que ella fue la dueña de la mafia que distribuyó la droga que se metían el 59% de los adictos por todos los barrios bajos.

Yo era una niña y no entendía lo que pasaba, pero solo supe que cuando ella me pidió que me escondiera en el armario y no saliera, algo malo iba a pasar, pronto lo que mis oídos captaron fue el golpe seco de un cuerpo caer al suelo.

Me quedé inmóvil, acatando las órdenes de mi madre quien siempre me protegió y educó con sabiduría, horas después, al bajar las escaleras lo que mis ojos contemplaría marcaría un antes y un después para mí. Mi madre se encontraba tira en el piso con la garganta cortada y desangrandose rápidamente, caí de rodillas gritando su nombre mientras algo dentro de mi se rompía.

Jure venganza.

Pero hubieron percances, que cambiaron el rumbo de las cosas.

Algunas cosas salieron bien, otras no tanto.

¿Me arrepentía? No, desde luego que no, todas las cosas que hice, todo lo que dije, no me arrepiento de nada. Mate a muchas personas a lo largo de mi vida, personas malas, que hicieron daño a muchos inocentes.

Después de que mi madre murió, la tutela fue cedida a Hugo Riddle, quien había estado obsesionado con mi madre y había contribuido en secreto al asesinato de mi padre, matando así también a su propio hermano, cuando mi madre murió Hugo perdió la cabeza, desquitando conmigo todas sus agresiones y abusos sexuales al ser la mera copia de mi madre, pero sin embargo, solo una niña.

Conocí a Deiner poco después, cuando lo vi matando a una chica sin contemplación alguna, me sentí fascinada de una forma obsesiva, por la forma en la que sus manos ejecutaban la muerte de sus víctimas, buscaba mi muerte, deseaba morir.

Pero él no me mato, al contrario, me dejó vivir para rogarle que me matara, al final, terminó por obsesionarse con la chica que le pedía su fin, de ahí, una retorcida e intensa historia de amor fue creada, teniendo un final incompleto que hoy había encontrado su fin.

Uno muy triste, al no poder continuar con aquella historia, con no poder continuar con los chicos que hacían latir mi corazón de maneras que ni yo podría imaginarme nunca.

Así es la vida.

A veces puede ser cruel, a veces puede ser bondadosa.

Pero espera....

¿Por qué puedo sentir mi mano? Esta.... Tibia.

Poco a poco empecé a ser consciente del pitido de una máquina, el aroma a desinfectante y antibacterial típico de los hospitales y el puto frío del carajo, mierda.... Si que había frío.

Amara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora