37. El Inicio.

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Très meses después.

Pov. Amara Riddle.

Me vestía pacíficamente en mi dormitorio, esperando, paziente, con el tiempo que todos habíamos pasado juntos me di cuenta de las habilidades de cada uno, y me di cuenta de que no éramos mal equipo después de todo.

Alessandro estaba dentro.

Menos Caro, su hermano y Federico.

Las cosas entre Carolina y yo habían estado tensas, y su hermano.... Bueno, con él las cosas ya eran tensas, Fede no tenía idea de esto por decisión de Sandro, una que todos habíamos respetado.

Las autoridades ya estaban en el proceso de sustitución de la directora, por que sí, lo que Allan había dicho era cierto, y por dicha acusación ella perdería su cargo y se le haría un proceso de investigación.

Pero lo más duro, era que yo tendría que convivir con el enemigo, tenía que tratarlo hasta ganarme su confianza, tenía que fingir que le quería hasta que él bajara la guardia y le atacaramos.

Por eso, gracias a la gran habilidad de Morgan - la predicción de sus acciones - tendría que esperarlo aquí, por que a mi era à la que buscaría primero, a mi era à quien quería.

Justo terminaba de acomodar mi saco cuando la puerta fue abierta lentamente, un latigazo de miedo me azotó el cuerpo y quise correr lejos y echar todo a la mierda, pero, no lo hice, por que tenia que ser fuerte, tenía que ser valiente y terminar con esto de una vez por todas, yo tenía que destruir al cazador.

Su alta figura se hizo presente en el dormitorio mientras mi corazón amenazaba con salirse, tenía que hacerlo tenía que intentarlo, ¿pero que podría hacer?

" ser impredecible, como siempre lo has sido"

Y eso hice.

Cuando cerró la puerta a sus espaldas camine con paso rápido hacia él. Y lo abrace, sí, rodée su cintura con mis brazos mientras él se quedaba estático, tanto que por unos momentos pensé que en realidad estaba abrazando el armario, pero, luego de unos segundo sus brazos me rodearon.

Los brazos de un asesino.

No sentía calidez, no sentía cariño, no sentía nada más que un profundo asco y miedo, pero siempre había sido una gran mentirosa, siempre había sido la mejor en el arte del engaño y la manipulación. Con todo el asco del mundo, me aferre a su torso como si le hubiera extrañado o le necesitase.

Me aparte asqueada y dissimulé las lágrimas que había saltado de mis ojos, mire a otro lado, incomoda por la forma en que los ojos vaciós de su máscara repararon en mi.

- ¿y eso? - inquirió luego de un rato, cruzando sus brazos sobre su pecho, resaltando los músculos que de por sí ya apretaba su uniforme. - yo....

- no me digas que ahora me quieres. - dijo con aire sarcástico, le mire suspicaz y le lance una mira de pocos amigos. - no, yo solo...... Quería, agradecerte por.... Eso... - dije casi en un murmullo.

- ¿el que?

- esas chicas... Todas me caían mal - dije como si no fuera la gran cosa, pero luego recordé la dulce sonrisa de Allan y algo dentro de mi se rompió.

- se lo merecían, te lastimaron, y para mí eso no tiene perdón. - dijo con tono solemne mientras se acercaba.

" controlarte, Amara, controlarte, recuerda que haces esto por los chicos y por ti"

Lo sé.

Deje que se acercara a mí, y que con sus manos limpias y pálidas tocará mi rostro con suaves caricias, caricias que me revolvían el estómago, caricias que dejaban una marca a fuego de su asqueroso tacto, frío, como todo él.

Amara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora