Pov. Amara Riddle
Ambrosía, esa era la palabra correcta para describir el sabor de sus labios, nubes de atardecer, esa era la textura correcta, y noches estrelladas, esa era la sensación correcta.
No nos conocíamos, pero algo en mi me decía que teníamos una especie de conexión desde que lo vi salir del bosque la primera vez que llegué aquí, era algo que me había guardado para mí, por creerlo irrelevante, pero que ahora lo que estaba pasando me confirmaba. Dominic también sentía esa conexión, aquella que se había creado cuando nuestros ojos se encontraron y sus labios se curvaron.
Sus labios arroparon los míos con delicadeza pero de forma firme, sus manos rodearon mi cintura pegándome a su cuerpo mientras que mis manos recorrieron su pecho cubierto por el uniforme hasta perderse en su cabello azabache, suave como la seda, asiendo que cosquillearan en mis dedos.
Mordí su labios asiendo que soltara un gruñido de satisfacción y una parte de mi se sintió complacida que generar esa reacción en él, sus manos subían y bajaban por mi espalda en una caricia relajante mientras que el beso tomaba fuerza y las suaves caricias se convertían en feroces mordidas y lametones.
Nos separamos por falta de oxígeno, jadeando por aire, aún abrazados como si de ellos pendiara nuestras vidas, Dominic recargo su frente sobre la mía, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, tan rojos e hinchados como lo deberían de estar los míos, no quise romper el momento, por alguna razón esto se sentía bien, sentía paz, sentía que estaba en casa, pero sabía que era un sentimiento efímero, y que Dominic Foster nunca podría ser mi hogar, sino un sustituto, un remplazo, una breve estadía en un lugar pasajero.
— ¿por que?.... — murmure después de unos minutos. — no me niegues esta atracción que sientes, no digas que no lo sientes Amara — dijo él, ciertamente sentía esa sensación, pero no ganaría nada con admitirlo.
— no nos conocemos, no sabemos nada del otro, no puede haber algún tipo de atracción — dije yo, intentando sonar convincente.
— eso ni tu te lo crees, se que lo sientes, porque yo también lo siento, siento esta necesidad de ir por ti, de estar cerca y de cuidar de ti. Sé que no nos conocemos, se que no sabemos nada del otro.... ¿Pero no crees que sería mejor así? Sin conocernos, no tendríamos que contarnos nuestro pasado, no nos juzgarámos por las cosas que él otro hizo en el pasado, todo sería mejor si no nos conociéramos ¿no lo crees?
Sus palabras resonaron en mi cabeza, como un eco, retumbando hasta lo más profundo, ¿como sería salir con alguien a quien no conoces? ¿Como saber si miente o oculta algo? ¿Como saber si no es un juego?
— Dominic.....
— mi nombre suena tan bien en tus labios — dijo él, mientras robaba otro beso de mis labios, uno corto, como si necesitase recordar el sabor de los mismos.
— estoy muy confundida, no eres tu, ni lo es nada de lo que aquí pasa, solo es..... Que mis pensamientos están revueltos, principalmente...... Vine aquí para buscar paz mental, y es lo último que estoy consiguiendo. — dije apartándome de él y librandome de sus brazos.
— ¿acazo sabes lo que quiero decir con respecto a no conocernos completamente y dejarnos llevar por esa atracción que ambos sentimos? — dijo sonando serio ahora.
— Si... No, bueno si, creo — dijo perdida, él suspiro y negó con la cabeza. — no lo entiendes y eso me hace mas difícil decirlo todavía.
— ¿el que?
— me gustas Amara, me gustas de esa forma que no se explicar.... Por que nunca había sentido esto, es extraño es.... Nuevo. — dijo él, con un tinte ilusionado en su voz.
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Amara
RomansaUn psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una ley, si te duermes, te cazan, y no precisamente en un altar. El caos reina es este lugar sin nombre...