Pov. Cazador
La noche cayó, las estrellas salieron al igual que la luna, el frío viento del bosque apagaba los gritos de terror de la bonita chica que corría frente a mí llevándoselos a lo lejos.
Las cosas iba a cambiar, mi juego estaba terminando, y sabía perfectamente quién era el culpable de aquellos cambios que para mí no eran de provecho, mi madre iba a ser sustituida, no podía permitir eso. No. Podía.
De lo contrario ¿Quién encubriría mis destrozos? Además de todas las criaturas de ensayo que hay en el sótano, en las entrañas de este lugar, que no dista mucho de parecer el infierno, abajo se tiraban los cadáveres de mis víctimas y de cada uno de mis creaciones, no importa cuando daño provoque, mi madre siempre lo va a cubrir, por que supuestamente " me ama"
- ¡Lila, no huyas pequeña perra! - grite yo a la morena, quien gritaba asustada mientras se adentraba más en las entrañas de un laberinto que fue mio por derecho.
- ¡Dejame en paz!
Mi sonrisa cayó de repente al escuchar una voz que se me hizo enormemente familiar no muy lejos, deje a Lila ir, con la promesa de que, su muerte sería para otro día, cruze hacia mí izquierda, escuchando aquella risa tan dulce.
" salta, salta sin parar, cuidado te caes, vuelve a empezar"
Aquella canción, era de un recuerdo, la recuerdo como si fuera la primera vez que la escuchaba, aquella dulce voz, aquella voz solo era el arrullo de un triste recuerdo, uno que quemaba en lo más profundo de mí ser, uno que, lo empezó todo.
" ¡Vamos hermano, corre!"
Mi pequeña princesita, fuiste tan buena para este mundo, fuiste mi ancla a la vida hasta que me soltaste y me dejaste caer.
" si por el puente vas, una vez que cruces, no podrás, re-gre-sar"
Su dulce e infantil voz me rodeaba, pero mis ojos no lograban verla por ningún lado, el viento mesia los árboles con fuerza mientras las lágrimas llenaban mis ojos, ¿por qué tuve que permitir que eso pasara? ¿Por qué no pude protegerla?
Todo es su culpa.
Es culpa de Amanda.
Si tan solo ella no hubiera sido una maldita drogadicta Desesperada por saciar su Adicción.
Les voy a contar una historia, una del pasado, que quizás les ayude a entender del por qué soy así, pero claro, no busco que me justifiquen o me consideren una víctima más, por que eso se los aseguro, No. Lo. Soy.
Hace muchos años atrás, aquella mujer prestigiosa que hoy en día manejaba un instituto psiquiátrico no era más que una vil puta, adicta a la droga y adicta al alcohol.
Ella ya había quedado embarazada una primera vez, de un hombre con mucho dinero y poder que la contrato para un momento de placer, nunca volvió a saber de él, nací yo, como fruto de aquel calentó por convenio, era solo un niño.
A Amanda no le era suficiente el dinero que ganaba para cuidar de mí, mucho menos cuando quedó embarazada nuevamente, esta vez, de una niña.
Una niña llamada Zaya.
Ella a diferencia de mí, era rubia, una bonita niña rubia con ojos verdes, verde musgo, verde como las hojas de los árboles. Mientras Amanda se prostituia por las calles, yo cuidaba de aquella bebé como si mi vida pendiera de ello, apenas y tenía para vestirme, con tan solo un par de harapos, vestirla a ella fue todo un sacrificio, apenas y tenía para comer, y lo poco que tenía se lo entregaba a mi hermanita para que no sintiera hambre.
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Amara
RomanceUn psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una ley, si te duermes, te cazan, y no precisamente en un altar. El caos reina es este lugar sin nombre...