15 Creando Lazos

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Pov. Amara Riddle

Obcerve su puerta mordiendo mi labio de forma nerviosa e insegura, ¿era correcto venir aquí? Algo me decía que no, estar en el segundo piso, en los dormitorios de chicos, era seguro que no era correcto mucho menos permitido, Obcerve los pasillos, mire las esquinas, y solo por un instante me pareció ver una sombra que desaparecía al doblar la esquina.

— ¡oh, hola! — di un brinco, asustada por la repentina apertura de la puerta frente a mi y de la visión del chico pelirrojo con un pijama azul de estrellas.

— hola Angelo.... — salude yo sonriendo levemente.

— pensé que no ibas a venir — dijo haciéndose a un lado para que pudiera entrar. — ¿cómo crees? Cumplo mis promesas, además, te traje esto.

— ¡no manches!

En cuanto  le tendí el paquete de galletas con chispas de chocolate estas desaparecieron de mis manos ya que fueron arrebatada por Angelo quien había cerrado la puerta de una patada y ahora sonreía como un niño premiado después de hacer algo bueno, Angelo todavía emocionado me cargo en brazos y empezó a dar saltos conmigo enzima asiendo que riera.

— ¡Angelo ya bájame! — le dije entre risas, el me bajó y me abrazo, presionando su mejilla suave contra la mía mientras me mecia. — ¡te amo, te amo, te amo! — repetía, y yo no paraba de reír por su reacción.

— te deje que para mí nada era imposible. — dije una vez que me soltó con delicadeza en el suelo. — empiezo a creer que eres peligrosa, Amara Riddle....

— todos aquí lo somos ¿no es así? — dije cruzandome de brazos. — sí, en efecto, todos somos peligrosos, solo que en más o menor cantidad, ¿me consideras peligroso, Amara?

Me di la vuelta dándole la espalda, obcerve su dormitorio, percatandome de la ausencia de una cama extra, ¿Angelo no compartía dormitorio con nadie? Las paredes eran de un azul rey oscurecido por la ausencia de luz y pude dislumbrar una cama grande entre dos ventanas de cortinas blancas, un escritorio con múltiples pantallas y una puerta que supuse sería el baño y un armario al lado de la puerta del mismo.

Todo olía a él, era un aroma acanelado y dulce, muy agradable, me volví para mirarle pero reprimir una carcajada al pillarlo llevando dos galletas a su boca con la intención de comerlas de un solo mordisco.

— ¿interrumpo algo? — pregunté divertida y él con una galleta entre sus dientes, sonrió. Y vaya que eso fue sexy  — probablemente. ¿Quieres una? — dijo tendiendome la que anteriormente había mordido.

— claro

Él se acercó con la galleta en mano, quise tomarla pero él apartó su mano, dándome a entender que quería dármela él, le deje hacer, y deje que guiará la galleta a mi boca, la mordí lentamente, sin perder el contacto visual con él, sus ojos verdes me obcervaron atentamente, y pude ver el pequeño tic en la comisura derecha de su labio y el rubor en su mejillas.

— muy rica, entiendo por qué tu obsesión — dije apartándome después de morder, lo vi parpadear volviendo a la realidad y tomar aire.

— sí....

Me di la vuelta caminando hasta su cama y sentándome en esta con confianza, apoye mi cabeza sobre una de las blancas almohadas y suspiré de satisfacción al sentir su suavides.

Pará distraerme de las palabras del pelirrojos que resonaron como casi un incoerente murmullo en la habitación.

— más rico sería si cierta persona fuera mi galleta.

— ¿que?

— ¿Ah? No, nada..... ¿Quieres jugar  algo? — dijo cambiando de tema.

— claro.

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