43. Invernadero II.

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Pov. Amara Riddle.

Me encontraba en mi dormitorio después de un largo día de estudio, después de lo ocurrido en el Invernadero me pensaba una y otra vez la idea de acudir al encuentro, pero Joder... ¡Perro! Había despertado mi curiosidad solo para que me viera atrapada entre la décision de si ir en su busca o no, había jugado bien sus cartas.

Carolina todavía no llegaba, por lo que supuse, estaría con su hermano, siempre estaban juntos, así que era lo más lógico ¿no? Terminaba de leer la página de uno de mis amados libros, esta parte me gustaba mucho, pues tenía frases tan.... Inolvidables que te marcaban hasta el alma.

—Eres hermosa Padme.

— ¿como la muerte?

— si Padme, casi tan hermosa como ella.

Solté un suspiro, más que enamorada del antagonista del libro, ¿y quien no? Lo había leído siete veces, y siete veces había llorado, para mi el antagonista era el que importaba, por mi Padme podría ir a chupar pija al mismísimo infierno, la odiaba tanto, que créanme que si fuera una persona real la mataría, maldita perra traicionera....

— ¿Amara? — salí de mi ensimismamiento al escuchar la voz de Carolina, ella me miraba dudosa de sí acercarse o no. — ¿si?

— quiero hablar de algo, contigo. — dijo dando pasos moderados en mi dirección. — te escucho.

— sé, o creo saberlo, que las cosas contigo no están bien, desde aquella noche no hemos investigado más sobre el cazador y entiendo si no quieres continuar, por que se precisamente que ser su blanco no es nada fácil, ¿para quien lo sería? — dijo mientras se apretaba los dedos con nerviosismo.

Ay cariño....

" yo nunca me quedo con los brazos cruzados"

» el punto es que, hemos creado una buena amistad, a pesar de todo, y de la verdad, mi lealtad está contigo y quiero que sepas que tienes todo mi apoyo tu y... Quien sea, voy a estar siempre a tu lado, tenlo por seguro — dijo ella con convicción, y mi pecho se lleno de una calidez reconfortante.

— Ven aquí — le dije mientras cerraba el egemplar de Damián sobre mi mesita de noche.

Ella se acercó acortando la distancia entre nosotras y se sento frente a mí en mi cama para abrazarme, abrí las piernas para cederle un espacio disponible para que se tumbara cómodamente sobre mi, ella se recostó contra mí pecho y yo la abrace con fuerza, apretando su cuerpo contra el mío con necesidad.

— perdona que haya estado tan distante — dijo contra mi pecho, y desde aquí, no parecía la chica intocable que andaba con indiferencia por los pasillos del psiquiátrico. — y tu perdona que me haya comportado de esa forma contigo, perdóname ¿sí? De por sí es mi culpa, yo debí de avisar aquella noche y....

— Ssh, ya no importa Amara, lo que importa es que estamos bien y que volvimos a estar juntas — dijo elevando la cabeza para mirarme.

Mis ojos se encontraron con los suyos y vi en ellos, además de sus pupilas dilatadas por la tenue oscuridad, un brillo especial, un brillo cálido y amoroso, vi en sus ojos admiración y respeto, vi cariño, y una parte de mi se sintió culpable por haberla privado de este tipos de contactos, por que ciertamente a mi también me había hecho falta abrazarla y escuchar que me apoyaba, la había extrañado mucho, a mi amiga, la única que había tenido desde que tengo memoria, y agradecía que no se hubiera alejado del todo de mí.

— te quiero Amara — dijo sin despegar sus ojos de los míos y pude ver el sonrojo leve de sus mejillas al decirlo, yo sonreí. — yo también te quiero Caro — le dije acariciando su cabello.

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