Camile.
Unos labios suaves...
Un beso cálido lleno de cariño...
No podía dormir.
Por alguna extraña razón cada que pasaba algo con Oliver el sueño se me iba y no entendía por qué.
Y es que cada que cerraba los ojos recordaba ese momento en el boliche. Recordar como nuestros labios rozaron, y las ganas que tenía de besarlo, de lanzarme a él y darle ese beso que tenía tantas ganas de darle. Cada que cerraba los ojos imaginaba qué se sentiría besarlo y es que no era tan difícil, era un simple beso con alguien a quien le gustaba y que despertaba sensaciones en mi que nadie más había despertado, pero era tan difícil hacerlo, era tan difícil besar a Oliver...
Pero en el fondo y muy en el fondo no quería hacerlo, sabía que Jack y Oliver no se llevaban bien y que había una rivalidad que para este punto no sabía porque, pero sabía que la había.
Sí, no les voy a mentir, la curiosidad del por qué estaban tan disgustados el uno con el otro era grande, pero no quería quedar como una entrometida, al final no era mi guerra...
Volviendo al punto, era una noche fría, mi mamá no había ido a trabajar y yo esa tarde había ido al boliche con mis amigos, en realidad era una "cita" con Jack, pero empecé a sospechar que él creía que sí podía haber algo entre los dos, cosa que empecé a dudar, porque tenía que aclarar qué carajos era lo que sentía por Oliver y no quería darle esperanzas de algo que no podía ser, pero como la cobarde que soy no tenía el valor de decírselo a la cara.
«Bueno, que al final él sabe que no tienes claros tus sentimientos, ¿recuerdas que por eso te dejó de hablar?
Buen punto»
Ya tenía sueño, revisé mi celular y eran las 3 de la mañana.
«Vaya, sí que el insomnio pega»
Me levanté de mi cama, me preparé un buen vaso de leche caliente en la cocina y me comí unas galletas que tenía, empecé a bostezar y cuando me terminé la leche dejé el vaso en el lavabo.
Me fui a mi cama y soñé con lo inevitable.
[...]
—No quería venir hoy, es que en realidad esto es demasiado — dijo Lily al borde del llanto sentada en la cafetería.
—Tranquila amiga, todo va a salir bien — traté de consolarla.
Lily y su hermana habían peleado años atrás lo que ocasionó que jamás se volvieran a dirigir la palabra, hasta que Sara (su hermana) tuvo un accidente donde casi pierde la vida.
Lily se sentía pésimo porque, aunque estuviera enojada con ella, era su hermana y no quería que nada malo le pasara.
—Mi vasta experiencia en hospitales me dice que el "todo va a salir bien" es un "todo va a salir mal" — contestó pesimista.
—Vamos, Lily, Camile tiene razón, tal vez todo salga bien, Sara va a estar bien — Jack trató de animarla.
—La operación es riesgosa, nos dijeron que nos preparáramos para lo peor.
—Pero no te subestimes, puede ser que las cosas sean diferentes, como dice Jack — dije.
—No lo sé, no tengo cabeza para nada, me siento tan abrumada — respondió Lily hundiendo su cabeza entre sus brazos cruzados encima de la mesa.
Jack me miró igual de preocupado que yo, él le dio un apretón de hombros y yo le pasé la mano por el cabello para tratar de consolarla.
De la nada Oliver se sentó en frente de nosotros y al ver a Lily así nos hizo un gesto preguntando qué era lo que le pasaba a lo que yo gesticulé un: "su hermana"
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El chico de la bufanda gris
Teen FictionCamile y Oliver, dos chicos que estudian en una escuela en Queens, un distrito de Nueva York, cada uno con diferentes sueños y diferentes formas de ver la vida, pero con algo en común... Una bufanda gris. ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA ES SOLO UN BORRAD...