Oliver.
—Ella piensa que soy un cobarde — dije dejándome caer en mi cama.
—No ¿Cómo crees? — contestó Owen entrando a mi habitación cerrando la puerta a su paso — Oh bueno sí, tal vez un poco.
Me pasé las manos por la cara y solté un gran suspiro, la estaba cagando de la peor manera y estaba molesto conmigo mismo por eso.
—A ver Oliver es obvio que Camile iba a reaccionar así — Owen trató de tranquilizarme mientras se acercaba a mi escritorio y prendía mi computadora.
—Ya lo sé — dije soltando un gran suspiro —, pero no sé cómo acercarme a ella.
«Bueno, pero es que eres un imbécil.
Oh, vaya, gracias, conciencia. No sé qué haría sin ti.
Ya lo sé, ya lo sé»
—Pues así no vas a llegar muy lejos.
—Ya cállate Owen — exclamé lanzándole la almohada.
No me culpen, estaba enojado, y triste o no lo sé, pero me quería desquitar con alguien, pero no era tan estúpido como para pegarle a la pared, aunque Owen no tenía la culpa.
Vaya mierda. Menudo cabreo.
—Deja de lanzarme cosas y mueve tu pesado trasero hasta acá — me regañó Owen devolviéndome el almohadazo.
Me levanté de la cama esquivándola y fui con él.
— ¿Qué pasa?
—Pasa esto — dijo y señaló la laptop.
Miré el monitor y vi el perfil de Facebook de Camile.
«Uy sí, qué listo.
Como si no lo hubiera intentado antes»
— ¿En serio? ¿Su Facebook? ¿Crees que no lo he intentado?
—Pues parece que no.
Le dediqué una mala cara, era obvio que ya la había intentado buscar en Facebook.
—No pongas esa cara Oliver — reprochó — puedes encontrar información de ella aquí.
—Tiene su perfil privado.
—Pero puedes ver sus fotos y tal vez conocer de ella.
— ¿Crees que no he visto sus fotos?
—Está claro que sí.
—Es que es muy linda .
«Y sí que lo es»
Miré el monitor y suspiré como tarado al ver su última foto de perfil, estaba parada en una especie de museo con un short y un top rosado, su piel bronceada, un poco más morena que la mía resaltaba bien con ese color.
—Oliver no cabe duda de que eres un chico enamorado — comentó Owen esbozando media sonrisa.
Y sí, estaba perdidamente enamorado de Camile, pero nuestro inicio no fue el mejor, la golpeé con el balón de básquetbol y le cause un sangrado, la forma en la que le hablé cuando me regresó mi bufanda no fue correcta, y de eso estaba muy consciente, no debí de tratarla así, mis problemas en ese momento no eran justificación para hablarle así, y si ella no me quería hablar lo hubiera entendido pues mi comportamiento no había sido el mejor.
Pero no estaba dispuesto a darme por vencido, así que quería disculparme e invitarla a salir o algo así, tal vez conocernos mejor.
— ¿Qué hacen par de idiotas? — preguntó aquella irritante voz entrando a mi cuarto llevándose mi atención y la de Owen — ¿están viendo porno?
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El chico de la bufanda gris
Teen FictionCamile y Oliver, dos chicos que estudian en una escuela en Queens, un distrito de Nueva York, cada uno con diferentes sueños y diferentes formas de ver la vida, pero con algo en común... Una bufanda gris. ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA ES SOLO UN BORRAD...