"Sabes que cuando estoy contigo soy mucho más feliz"
— Louis Tomlinson.
Oliver.
El 14 de febrero, día del amor y la amistad, San Valentín. Una de las fechas favoritas de todo el mundo. No para mí.
No me malinterpreten, no quiero decir que yo era diferente porque no me gustaba la fecha y que eso me hacía más interesante, no, en realidad eso no tiene nada que ver. Simplemente se me hacía una fecha muy innecesaria, porque todos compraban cosas para sus amigos y parejas —que por cierto subían de precio— cuando claramente pueden comprar cosas durante todo el año. Además de que yo sentía que era una fecha que promovía el consumismo de más, pero aun así compré un regalo.
No me culpen, tenía una novia que tenía algo planeado y no podía llegar con las manos vacías al gran evento de San Valentín que tenía con ella y, si ella decía que no era consumismo, no lo era.
Camile había estado insistiendo sobre su regalo de cumpleaños durante esos días, en mi defensa, lo iba a cambiar, pero no había tenido tiempo, esos días habían sido algo desastrosos, yo sentía que el estrés académico me estaba comiendo y más porque ese semestre sentía que no estaba aprendiendo nada. Con respecto a mi relación, digamos que era un poco raro, Camile se hacía cargo de su hermana y el tiempo que pasábamos juntos era poco, aunque habían pasado pocos días —dos— desde que se fue su hermano, sentía que Camile estaba estresada y ocupada.
En fin, ya era 14 de febrero y estaba con Owen comiendo algo en la cafetería.
—Es increíble la capacidad de los adolescentes para festejar el amor — dijo Owen dándole una mordida a su burrito.
—Supongo que es la edad correcta para eso — contesté dándole un trago a mi Coca-Cola.
— ¿La edad correcta?
—Sí, ya sabes, la mayoría de los libros románticos son escritos con adolescentes como protagonistas.
— ¿Y luego?
—No sé, me quedé dormido en esa parte de la clase — expliqué mordiendo una quesadilla.
Owen negó con la cabeza y se rio.
—Hola, hola — saludó Estela, pero no de la misma forma que siempre saludaba, últimamente ella tenía los ánimos por los suelos, de alguna manera quería ayudarla, pero no sabía cómo.
Había tenido una plática con ella en el cumpleaños de Camile y me sentía mal por lo que me dijo, no sabía qué hacer, ella sentía que todos sus amigos la terminaban dejando porque ella era así de reemplazable. Desde que la conozco le ha costado mucho hacer amigos, Estela solo tenía dos amigos y uno era su hermano, está en todos lados, pero al mismo tiempo no tiene a nadie ni en sus clases, ni en su equipo, ni en centro comunitario de Queens, les hablaba a todos, pero ninguno era su amigo y eso hasta cierto punto la deprimía al grado de alejarse de las personas.
—Hola — saludé — pensé que no ibas a venir.
—Tengo la mayoría de las clases, no puedo darme el lujo de faltar.
—No la culpo, yo hubiera hecho lo mismo — dijo Owen y la miró — ¿Te tardaste porque fuiste por las paletas?
Estela lo miró con el entrecejo arrugado, haciendo un mohín y entre cerrando los ojos.
— ¿De qué hablas?
—Bueno, ya sabes, por lo regular en San Valentín se regalan dulces en forma de corazón. — respondió con obviedad.
ESTÁS LEYENDO
El chico de la bufanda gris
Teen FictionCamile y Oliver, dos chicos que estudian en una escuela en Queens, un distrito de Nueva York, cada uno con diferentes sueños y diferentes formas de ver la vida, pero con algo en común... Una bufanda gris. ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA ES SOLO UN BORRAD...