CAPÍTULO 29 "LAS COSAS QUE NO HABLAMOS"

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"Mi suerte la usé en encontrarte a ti"

—Morat.

Camile.

Tres palabras.

Me lleva el carajo.

En realidad son cuatro, pero no me pidan mucho.

Esto no me estaba pasando.

Era una broma.

¿Verdad?

«Se jodió el asunto mi estimada.

No me digas eso»

Era solo una foto.

«Una foto muy hermosa si me permiten opinar»

De acuerdo, la página del evento en el Rockefeller Center la había publicado.

Una foto.

Una puta foto.

Una foto de mi noviecito y yo abrazados en frente del árbol de navidad.

Todo lo que eso podía ocasionar era el verdadero problema y posiblemente el problema que nos habíamos querido evitar desde el principio.

—Camile — susurró Oliver quitando su celular de mi vista.

Cuando vi la foto sentí que la sangre me dejó de llegar al corazón —no literalmente—aunque no estaba tan mal, en realidad morir en ese momento no era tan mala idea.

«Trágame tierra y escúpeme en París.

¿Por qué en París? ¿No se supone que la frase dice "Trágame tierra y escúpeme en el Polo Norte"?

Desaparecida y exiliada, pero en un lugar en donde no haya osos que me pueden devorar. No voy a perder el estilo»

—Oye, cariño, tranquila, ya veremos cómo aclaramos todo esto — Oliver me puso una mano en el hombro, de manera reconfortante.

Quería llorar, no sabía qué hacer y tenía hambre.

No me critiquen, la comida siempre es buena para pensar en claro.

Solo asentí con la cabeza y solté un suspiro sonoro.

Oliver cerró su computadora y se acercó a mí para abrazarme.

«Ummm, justo lo que necesitaba»

Los abrazos de Oliver siempre fueron reconfortantes y más en casos así.

—Es que... no sé... es... — volví a suspirar, cansada, buscando las palabras para expresar lo que sentía.

—Tranquila — susurró — solo hay que... aclarar todo. Si te soy sincero tampoco sé qué hacer.

Me acurruqué y él me dejó un beso de lado.

—Tal vez es tiempo de que ya no sea un secreto — murmuré.

—Pienso igual — dijo — en realidad eso de las relaciones secretas no son mis favoritas, sinceramente tengo una muy mala experiencia, pero... digamos que el que tengas una mala experiencia con algo no quiere decir que siempre sea igual.

—Si te soy sincera a mí tampoco me agradan del todo — confesé y es que en realidad no me gustaba negar que quería a Oliver, no me gustaba vernos en la biblioteca, aunque hasta cierto punto fue algo muy nuestro y hacía todo un tanto más íntimo, era raro el que ni siquiera en la calle o en la escuela lo pudiera besar o tan siquiera mirarlo a los ojos. Odiaba la idea de que ni siquiera pudiéramos tomarnos de la mano en algún lugar donde conocíamos gente por el miedo de que los rumores surgieran.

El chico de la bufanda grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora