CAPÍTULO 30 "LA VERDAD SIEMPRE SALE A LA LUZ"

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"Todas estas personas piensan que el amor es un show, pero yo moriría por ti en secreto"

—Taylor Swift.

Camile.

Era un martes por la tarde.

Nada fuera de lo común.

Me había reconciliado con Oliver y estábamos a unas cuantas semanas de cumplir nuestro primer mes de novios.

Lo mejor de todo es que ya tenía listo qué les íbamos a decir a nuestros amigos.

Más bien yo ya sabía cómo hablarlo con Lily y Jack. Ya tenía una especie de discurso y estaba más que mentalizada para sus posibles respuestas o reacciones, en el mejor de los casos no se enojarían tanto conmigo, solo lo aceptarían y lo entenderían, sin remordimientos. En el peor de los casos ellos me odiaban de por vida y me quedaba sin amigos.

«Un ambiente muy agradable si me dejan opinar.

Nótese mi sarcasmo»

Además de que era la última semana de clases, y faltaban 2 semanas de navidad y estaba emocionada, mi primer navidad en Queens, y la primera con Oliver, pero sin mi familia.

Estaba con Oliver en la biblioteca, él me leía el libro que habíamos encontrado en el estudio de su papá.

La verdad es que disfrutaba mucho verlo al leer el libro, aunque muchas veces no le ponía mucha atención a lo que leyera, me importaba más su reacción, a veces lloraba o hacía muchas pausas, además de que me gustaba oírlo leer.

Pude notar algo en él, y es que, mientras avanzaba le era más fácil leerlo, iba a su ritmo.

— ¿Me estás poniendo atención? — me reclamó Oliver, cerrando su libro y dejándolo en la mesa, mientras yo tenía la cabeza recargada en mis brazos encima de la mesa.

—Claro que sí — respondí, levantándome y poniéndome derecha.

—Haber, entonces dime de qué trató lo que te leí.

—Eh... pues... habla... sobre... — «me lleva la chingada» — el... amor... en tiempos... de cólera.

— ¿Ah en serio?

—Sí, claro. Hasta parece que la que está leyendo el libro soy yo.

Le sonreí angelicalmente, pero él solo negó con la cabeza, sonriendo, como si no pudiera creer lo que le dije.

—De acuerdo. No te he prestado mucha atención, pero he notado tu evolución.

— ¿Evolución? — preguntó, contando las hojas que le quedaban para acabar el libro.

Asentí con la cabeza y él suspiro.

—Yo me sigo sintiendo igual que la primera vez que leí esto — se quejó.

—Pero no es igual.

— ¿Cómo lo sabes?

—Tu comportamiento. Antes hacías más pausas y ahora lees de corrido, antes solías leer de tres a cuatro páginas y hoy leíste diez sin titubear — hice una pausa al recordar que había palabras en las que se trababa al pronunciar —... tanto. El punto es que poco a poco lo vas logrando.

—Supongo que tienes razón — se encogió de hombros, restándole importancia.

—Estoy muy orgullosa de ti — confesé tomándolo de los cachetes, obligándolo a mirarme — soy testigo de esto y créeme que me gusta ver como poco a poco vas avanzando.

El chico de la bufanda grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora