Debilidad

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Llegamos a una casa grande en medio de la nada. Todo del lugar me enamoró; la ubicación, la privacidad, lo hermosa que se ve la casa por fuera e incluso el camino desde el portón hasta la entrada era muy bonito y rodeado de arbustos. Jacob detuvo el auto en la cochera y bajó del mismo, para después ayudarme a bajar a mí y rodear mi cuerpo con sus brazos desde atrás. No imaginaba una casa tan grande para solo nosotros dos, aunque fuera preciosa, era mucho espacio para que solo nosotros viviéramos en ella.

—¿Qué te parece nuestro nuevo hogar, mi diosa?

—Es una casa muy bonita y me gusta que esté rodeada de naturaleza, pero ¿no te parece que es una casa muy grande para los dos solos?

—Hay que pensar en el futuro, calabacita. Es una casa perfecta para todos los hijos que voy a hacerte en un par de años.

_¡Jacob, por favor! — traté de liberarme de sus brazos, pero es difícil luchar contra alguien que me gana en fuerza—. ¿No puedes dejar de decir ese tipo de cosas?

—¿Por qué debería dejar de decirlas? Es mejor hacerlas, ¿no lo crees? — susurró en mi oído, acercando mi cuerpo al suyo—. Hay suficientes habitaciones para estrenar, Sra. Bardot.

—¡En tus sueños!

—En ellos ya tenemos dos hijos y un perro — su comentario me hizo reír, aunque aún me quedara un poco de vergüenza.

—Contigo es imposible hablar seriamente — negué, girando mi cuerpo un poco hacía él—. ¿Me podrías mostrar mi habitación?

—Nuestra, mi amor — corrigió y lo miré sorprendida—. No podría dormir sin ti a mi lado.

—No vamos a dormir en la misma cama.

—Ya lo hicimos y nada malo pasó, pero si no quieres quedarte conmigo, respetaré tu privacidad.

—Gracias — sabía que lo decía en broma.

—Pero siempre puedes hacerme espacio en tu cama. No me gusta dormir solo.

—¿Entonces con quién has dormido todos estos años? — solté la pregunta, curiosa en conocer una respuesta—. Porque dudo mucho que sigas durmiendo con tu hermano o con tus padres.

—Eso fue un golpe bajo — apretó mi mejilla, soltando una risita quisquillosa—. Se supone que tu respuesta sería otra muy diferente.

—Tengo curiosidad en saber con cuántas mujeres has dormido.

—¿Y ese tipo de curiosidad a qué se debe?

—Ya te dije, es solo curiosidad.

—Si te digo la verdad, ¿me creerías?

—Siempre y cuando seas sincero, sí voy a creer en ti — le aseguré.

—He dormido con tres mujeres en mi vida. La primera fue mi madre, la segunda mi hermana cuando Logan y yo teníamos miedo de dormir solos, y la tercera y la más importante... — me tomó de la barbilla y me acercó a su rostro—, una hermosa calabacita que huye de mí y se niega a darme el privilegio de sentir su calor.

—¿Me estás diciendo la verdad o solo estás bromeando?

—Te estoy diciendo la verdad — besó mis labios—. Eres la única mujer con la que he dormido y deseo dormir ahora y siempre.

—¿Y tus parejas? — quise saber un poco más de sus relaciones pasadas, después de todo, tenía mucha curiosidad en saber cómo eran sus novias.

—¿Qué parejas? — frunció el ceño—. ¿De qué estás hablando?

Cautivando tu corazón[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora