Nos separamos agitados y nos quedamos viendo por unos segundos antes de volver a fundirnos en la boca del otro con más suavidad, menos fuerza, pero con más pasión y profundidad.
-Te amo y me acabas de hacer el hombre más feliz de este jodido mundo - murmuró entre el beso, afianzando una de sus manos a mi cabello.
Su otra mano se posó sobre mi mejilla y me acarició suavemente, deslizando la yema de sus dedos por mi piel mientras yo me aferraba de su cuello y me hacía sobre sus piernas para sentirlo más cerca de mí. Parecía que nunca nos habíamos besado, porque ni siquiera nos tomamos algo de aire para continuar. Lo cierto era que no me quería separar de sus labios y él tampoco tenía intención de hacerlo. Sin duda, estos besos se sienten mucho más libres y el doble de deliciosos.
-Me quiero casar inmediatamente contigo, mi reina hermosa - succionó mi labio inferior, arrancándome un audible gemido tras esa corriente y esa potencia que sentí en mis adentros-. Muero por hacerte mía.
-Hazme tuya - le pedí agitada y mirándolo fijamente a los ojos-, que también quiero hacerte mío.
-Ya soy tuyo, mi amor - usó su lengua para separar mis labios y robarme hasta el último suspiro con su demandante beso-. Muy tuyo.
Descendió sus labios por mi barbilla hasta mi cuello, dejando besos húmedos y suaves hasta culminar en mi clavícula y recorrerla con la punta de su nariz, haciéndome vibrar y enloquecer con esa leve electricidad que hizo erizar mi piel.
-No creo que pueda resistirme por más tiempo a tus encantos - dejó una estela de besos por mi cuello y parte de mi hombro-. Duele tenerte entre mis manos y no poder tocarte.
-Tócame, nunca te he pedido que no lo hagas - me puse de pie y me hice frente a suyo-. Deseo que me ames como si realmente fuera tu esposa.
Sonrió ladeado y se arrodilló a mis pies. Tomó mi mano en la suya y deslizó el anillo por mi dedo, encajando este a la perfección, como si realmente hubiera sabido con anterioridad la medida exacta. No me había atrevido a medirlo por temor a que no fuera a quedarme, pero ahora que está en su lugar, se ve mucho más hermoso que cuando colgaba en mi cuello.
-Te amaré hoy y siempre, mi querida y hermosa esposa - besó mi mano y se puso de pie-. ¿Sería como nuestra luna de miel?
-Algo parecido - reí, entrelazando mis brazos alrededor de su cuello-. ¿Y el baile?
-Vamos a saltar todos esos pasos e iremos a lo más importante y que no puede esperar más tiempo o voy a terminar padeciendo de parálisis crónica y aguda - tomándome por sorpresa, me levantó en sus brazos al estilo nupcial y me sujeté fuerte de él con miedo a caer-. Me has hecho sufrir demasiado durante largas noches, Sra. Bardot.
Puse mi mejilla sobre su hombro y lo miré embobada mientras me llevaba entre sus brazos a nuestra habitación.
En cuanto entramos a la habitación, me dejó en el umbral de la puerta y me contempló de pies a cabeza por unos instantes antes de soltar mi cabello de la trenza que me había hecho en horas de la tarde.
-Tienes que estar lo más cómoda posible - me dio un suave masaje en la cabeza con la yema de sus dedos, y cerré los ojos por lo bien que se sentía-. He soñado tanto en este momento, que no tengo ni la menor idea por dónde empezar.
-No lo sé, pero quiero sentirte...
-Tu ternura me pone a trabajar duro en cuestión de segundos - susurró en mi oido, deslizando suavemente sus manos por mi nuca y hombros-. Solo relájate y déjame amarte.
Cerré los ojos por lo bien que sentía sus manos por mi nuca y la base de mis hombros. Masajeó con ímpetu y suavidad, apretando mi piel en el punto donde más se sentía la tensión y el estrés acumulado. Poco a poco y con la destreza de sus manos, mis hombros y mi mente quedaron completamente relajados. Aún me sentía un poco nerviosa y no era para menos, pero él estaba siendo todo un caballero al prepararme adecuadamente para aquel paso tan importante para los dos.
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Cautivando tu corazón[✓]
RomanceSer prácticamente obligada a casarse con un perfecto desconocido por su padre, Cora Walker decide huir de su casa, pero en el intento de ser libre y elegir su propio destino, aquel hombre le pone sobre la mesa un trato que considera justo. ¿Podrá J...