Su felicidad es la mía...

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ARABELLA

No quería saber nada de nadie, por lo que, tan pronto llegué a casa, me fui directo a mi habitación, pero no contaba con que me estrellaría de frente con mi padrastro a tan solo unos pasos de llegar a ella. No tenía ánimos de hablar con él, pero se vuelve tan insistente cuando no hago todo lo que pide. 

—Al fin llegas a casa, ¿dónde estabas? — cuestionó. 

—Me encontré con Cora. 

—Oh, hace mucho no la veo. 

—Se mudó — fue todo lo que dije, sin ganas de seguir su conversación. 

—¿Qué te tiene tan enojada, hija?

—No soy tu hija — le recordé por encima vez—. Y tampoco te interesa lo que me tiene enojada. ¿Puedo ir a mi habitación? Estoy muy cansada. 

—Ven conmigo a mi despacho, tenemos que hablar sobre nuestro nuevo plan. 

Cerré los ojos con fuerza, sintiéndome cada día más presa de sus exigencias y peticiones. No sé cómo demonios terminé accediendo a hacer todo lo que pidiera, si es que él no es mi padre y yo tampoco soy un objeto que puede usar a su divino antojo. 

—¿Tiene que ser ahora? 

—Quieras o no, sí, tiene que ser ahora — se encaminó hacia su despacho y lo seguí. 

«Resiste un poco más, Bell. Solo un poco más», me dije a mí misma, tomando fuerza para recibir su siguiente pedido. 

—¿Y mi madre? — quise saber, tomando lugar en el amplio sofá. 

—Está de viaje en alguna isla del mundo — simplificó, dejando una carpeta sobre el escritorio—. Dudo mucho que regrese pronto. 

¿Por qué será que no me sorprende? Desde que se casó con Frank, no ha hecho otra cosa que darse una vida llena de viajes, lujos y extravagancias. Dura meses fuera de casa, dejándome a solas con un hombre que me ha hecho conocer el infierno desde muy niña. Siempre he pensado que soy poco importante para ella, porque en lugar de estar conmigo, cuidarme y protegerme, se marcha y ni siquiera es capaz de llamar para preguntar cómo me encuentro. Si ella fuera una buena madre, estaría aquí evitando todo lo que Frank me obliga a hacer. 

—La semana entrante tengo una reunión con Bardot, así que no la vayas a cagar. Ahí tienes toda la información que necesitas saber de él. Apréndete todo y trata esta vez de hacerte notar frente a él. 

—De acuerdo — tomé la carpeta e intenté salir del despacho, pero puso su mano en mi brazo, deteniendo mis pasos y paralizando mi corazón. 

—Te noto tensa — acarició mi brazo con suavidad, acercándose de más a mi cuello—. Te he tenido desatendida los últimos días, pero es por una buena razón, hija. Ahora que ya tengo la cita con Bardot, te daré un pequeño incentivo para que logremos lo que tanto deseamos... 

En cuanto sus labios se presionaron con la piel expuesta de mi cuello, un escalofrío me recorrió por completo, pero no fue un estremecimiento de placer ni de gozo, sino de asco y dolor. De nuevo me encontraba asegurada entre sus garras, siendo destrozada por sus besos y sus caricias, y condenada a una vida de mierda y de la cual no puedo escapar por más que lo intente.  

Como en otras ocasiones, no dije ni una sola palabra, simplemente permití que hiciera conmigo lo que quisiera. Por más miserable que me sienta, no puedo hacer nada contra lo que me fue designado en la vida. Mi padre se marchó por no ser lo suficientemente apto para hacerse cargo de una familia, mi madre se deshizo de mí en cuanto tuvo oportunidad y la que creía casi como mi hermana, me dejó sola y sin saber nada de esto. Cora no tiene la culpa de nada, porque jamás me he atrevido a contar sobre mi desgracia, pero al alejarse de mí y hacer una vida hermosa y diferente, me hace pensar que no significo nada para nadie. 

¿Quién soy yo para el mundo? ¿A quién podría llegar a interesarle una miserable vida como la mía? 

Entre más me hacía la fuerte, más ganas de quebrarme me daban. Entre cada estocada, jadeos y palabras que no quería escuchar salir de su boca, me hundía en el infierno. ¿Cuándo será el día en el que al fin pueda ser libre? ¿Cuándo tendré la dicha de irme lo más lejos posible de este bastardo y olvidarme de todo a mi alrededor? ¿Por cuánto tiempo más tendré que soportar el calor destructivo del infierno? Mi niñez y mi adolescencia quedó destruida, por lo menos ansío tener un poco de calma en mi adultez. De igual manera y suceda lo que suceda, más destruida no puedo estar.

Mi única oportunidad de escapar de esta vida se había ido por un caño en cuanto fui detenida por un hombre desconocido y no me permitió llegar con Cora. Si todo hubiera salido bien aquel día, hoy en día sería una mujer libre y feliz, pero mi mundo sigue convertido en un completo basurero. 

—Te amo tanto, hija... — sus palabras más esa última estocada me llenaron de más dolor y asco. 

Siempre hace alusión a esto, y realmente no entiendo cómo se puede excitar con el hecho de que sea su hija. Mientras mi madre disfruta del dinero, de sus lujos y lo que le resta de juventud y vida, yo me sigo deshaciendo en manos de un maldito enfermo. 

—¿P-puedo regresar a mi habitación? — tragué el nudo que se había formado en mi garganta, acomodando mi vestido con las manos temblorosas. 

—Sí, y no olvides repasar toda la información de Bardot — subió sus pantalones, dejó un beso en mi frente y salió del despacho con una asquerosa sonrisa en los labios. 

Hice de tripas corazón, tomé la carpeta y me fui corriendo a mi habitación. Tan pronto cerré la puerta, me rompí en cientos de pedazos, liberando en un llanto incontrolable todos los abusos que he recibido de su parte. Son momentos como estos en los que deseo morir y nunca más volver a ver la luz del día. Son en estos momentos en los que mi vida no vale nada y me sigo preguntando por qué Dios permitió que naciera, si pensaba abandonarme a mi suerte y recibir este tipo de tratos de los demás. 

Tomé mi teléfono y redacté un mensaje a Cora donde le contaba todo lo que le he ocultado, pero a último minuto me arrepentí. Ella es tan feliz ahora, que no soy capaz de arrastrarla conmigo a mi desgracia, no ahora que resplandece como nunca lo había visto. Mientras ella sea feliz, tenga a su lado a un buen hombre que la ame, yo no tengo de qué preocuparme. Después de todo, su felicidad es la mía... 

Cautivando tu corazón[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora