Aún recuerdo el día en que la conocí, lo hermosa que se veía en ese vestido blanco y en su largo cabello ser revuelto por el viento. Recuerdo muy bien lo cautivado que me dejó al dormir como un ángel a mi lado. Aunque en ese momento no me atreví a ponerle un solo dedo encima, lo cierto era que moría por tocar su piel y asegurarme de la suavidad que a simple vista se notaba en ella.
El destino estuvo a mi favor y me puso al amor de mi vida en mi camino cuando menos lo esperaba, ahora que la tengo un paso más cerca de ganarme su corazón, no puedo describir la felicidad que siento por dentro cada día.
No ha sido fácil para ella, ya que aceptar a un desconocido en su vida que jura amarla no debe ser algo fácil de asimilar, pero siempre trato de ser honesto y demostrarle todo lo que me hace sentir. Si mi corazón solo palpita por ella, ¿por qué dejar de expresarle con actos y palabras lo mucho que la amo? Abrazarla, besarla, acariciarla, tenerla encima de mi pecho mientras se pierde en sueños es más de lo que una vez pude llegar a imaginar.
Ahora que ha retomado sus estudios, el tiempo que tenemos para estar juntos se ha reducido bastante, pero nada de esto tendría sentido si ella no me hubiera aceptado. Supe por su propia madre que un restaurante era su mayor sueño, y por ella es que tomé la decisión de comprar el mejor de Milán. Esa casa que compré y que visualicé como nuestro nido de amor, por fin ha sido ocupada y día a día vivimos momentos únicos e inolvidables en ella.
—¿Estás escuchando lo que te estoy diciendo, Jacob? — la voz de Susan me sacó de mis pensamientos.
—¿Qué pasa?
—¿Qué te tiene tan distraído? Nunca eres así.
Si ella estuviera en mi lugar y tuviera a una diosa durmiendo cada día a su lado, entendería la razón de mis distracciones.
—Mi esposa que no sale de mi cabeza en ningún solo instante, siempre está aquí — di dos toques en mi frente con mis dedos y su sonrisa se borró al instante—. Esa mujer es una bruja.
—¿La amas mucho?
—Ni siquiera podría describir lo mucho que la amo.
—¿Por qué nunca me hablaste de ella en los dos años que llevamos siendo socios? Pensé que eras un hombre soltero.
—Es que nosotros hablamos de negocios, Susan, no de nuestras vidas privadas ni mucho menos sobre asuntos del corazón — dejé en claro, sin prestar atención a su expresión—. ¿Qué ha pasado con Pierre esta vez? Creí que te habías hecho cargo del asunto hace unas semanas.
—Sigue con la idea de la demanda. Asegura que faltaste a tu palabra.
—Creo que tendré que hablar con él personalmente ya que no pudiste hacer nada al respecto.
—No es fácil tratar con él y lo sabes — se puso a la defensiva—. Es un hombre que no escucha.
—Eres la administradora y no has sabido manejar su despido adecuadamente.
—En primer lugar, no fui yo quien lo despidió. Además, él no tuvo ninguna falta con un empleado.
—Ah, ¿no? — la miré fijamente y desvió la mirada—. Han habido chicas que aseguran lo contrario. Y para que te quede claro, al faltarle el respeto a la dueña de este lugar, tengo todo el derecho de despedirlo.
—¿Dueña? Si eres tú el que figura como propietario.
—Oh, claro, eso es mientras mi esposa toma su lugar — miré mi teléfono tras recibir un mensaje de mi diosa—. Trata de convencer a Pierre para que no haga nada estúpido. Dile que no me haga perder tiempo, que suficiente lo pierdo al hablar de él.
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Cautivando tu corazón[✓]
RomanceSer prácticamente obligada a casarse con un perfecto desconocido por su padre, Cora Walker decide huir de su casa, pero en el intento de ser libre y elegir su propio destino, aquel hombre le pone sobre la mesa un trato que considera justo. ¿Podrá J...