Capítulo 30

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Un dolor muy profundo

Paolo discutía con Matilde en la habitación y Eva podía escucharlos, Matilde no quería darle la camisa a Paolo, ella insistía en que debían defender lo que tenían.

Paolo tu me quieres a mí o no habrías sosteniendo una relación conmigo de meses...

¡Cállate Matilde no grites!

¿Porqué no?

¿Qué tenemos  que esconder ahora?

¡Ella lo sabe todo! Eva lo sabe...

¡Dame mi camisa!

¡No!

Matilde deja de actuar como una niña y danw mi camisa...

¡No! ¿Y sabes porqué no lo haré?

Porque Eva sabe conducir...

¡Que se vaya!

Después de todo tú ya eres mío...

¡Yo no soy tuyo Matilde, soy de Eva!

¿Ah sí? ¿Y si eras de ella que hacías en mi cama?

¿Porqué viniste a buscarme?

Dime Paolo, si eras de ella ¿porque me pedías que nos viéramos por las noches en la bodega de vinos?

¡Cállate, cállate Matilde!

¡No! ¡Que ella lo sepa!

¡Fuimos amantes desde antes de que yo trabajara para ella!

¿Quieres destruir mi vida, ¿No es así?

No Paolo, eso lo hiciste tú solo...

A ninguna mujer le gusta encontrar a su esposo desnudo en otra cama...

Así qué cariño mío, no fui yo quien destruyó tu vida o tu matrimonio querido...

¡Sino tú y tus deseos de una aventura con otra mujer!

Yo te di placer; ¡Y mucho placer! ¡Más del que te dio alguna vez esa insulsa de tu Eva!

¡Mucho más!

Por eso venías a tocarme en la cocina de tu casa; ¿Lo olvídaste Paolo?

Parecíamos dos tortolos enamorados en tu cocina...

Eva se quejaba de dolor y conmiseración y su esposo tenía las manos ocupadas debajo de   vestido...

¡Tú eres mío Paolo!

Mi hijo lo sabe, mi sobrino Thomson lo sabe...

Saben que somos amantes...

Y no están en contra de nuestra relación...

¡Deja a esa vaca gorda de tu esposa y ven a vivir con tu mujer!

Casate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora