Eight

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Jimin estaba prácticamente pegado a la pared, no queriendo ver lo que el alfa le enseñaba, con un simple vistazo bastó para que su corazón se rompiera dolorosamente y se pusiera a llorar lastimero.

Se negaba a aceptar lo que el castaño estaba insinuando mostrándole ese collar, aunque el collar no era el problema en sí, sino lo que colgaba en ella.

Un anillo, un anillo de bodas dorado con pequeños diamantes blancos incrustados a su alrededor.

Y lo peor no fue en sí el anillo, sino que la mirada llena de amor mezclada con melancolía, lo sujetaba como si fuera su mayor tesoro.

Así que, Jungkook no deseaba ser su alfa porque él ya tenía a un omega en su corazón, era bastante obvio para Jimin que algo le había pasado a su pareja, Jungkook no luce como esos alfas que se atreverían a serle infiel a su omega metiéndose en el mundo de los sustitutos.

Se tapó bien con la sábana, dándole cortas miraditas al collar, desde que Jungkook le empezó a limpiar en silencio y a ayudarle a ponerse por lo menos la camisa, Jimin quiso escapar de la conversación que ahora sabía que tendrían si o si.

Jungkook se había colocado su bóxer y saltó lejos de la cama hacia su billetera que se encontraba en el tocador de Jimin, en ella rebuscó unos cuantos segundos hasta encontrar lo que buscaba y ahora habían terminado de esa forma en la cama.

-Se llamaba Eunwoo.-murmuró Jungkook en un tono apagado.-Murió hace dos años y medio.

Jimin parpadeó repetidas veces al escuchar lo último y observó al alfa quien tenía una expresión atormentada, Jimin podía sentir como propio aquel dolor que parecía sufrir en esos momentos el castaño.

-Aunque esté muerto, él sigue en mi corazón, pequeño y dudo que salga de ahí.-continuó Jungkook.-Si me volví un sustituto, fue nada más por que él me lo pidió en su... Testamento.

Jungkook desvió la mirada y la mano que sujetaba el collar empezó a temblar, Jimin podría jurar que en cualquier momento el castaño se pondría a llorar y él estaba listo para consolarlo o llorar junto a él.

-Jungkook...-murmuró Jimin, buscando la forma en la que el castaño dejara de sufrir, pero nada se le ocurría.

El castaño sonrió forzadamente y le miró un segundo antes de mirar el anillo en el collar.

-Soy estéril y sigo enamorado de mi difunto esposo, ni siquiera sé si todavía tengo a mi lobo a mi lado, pareciera que cuando Eunwoo murió, se lo llevó con él. Si te das cuenta, soy un desastre de persona.

Jimin negó de inmediato y tomó la otra mano del alfa para darle un breve apretón.

-Tu no eres desastroso, alfa.-aseguró Jimin.-Simplemente tu vida no ha sido fácil, pero has sabido sobrellevar todo correctamente.

-No sé ni como lo hago.-confesó y luego suspiró.-Yo debí morir luego de que Eunwoo lo hiciera.

-Pero no lo hiciste, tu omega debió amarte mucho como para no arrastrarte con él. 

Jungkook hizo una leve mueca que quiso parecerse a una pequeña sonrisa y leyó el nombre de Jeon Eunwoo alrededor del anillo, en la parte interior.

-Él me amó.-susurró para él, aunque Jimin alcanzó a escucharlo.-Él debió amarme como yo lo hago...

Parecía que el castaño trataba de convencerse a sí mismo y Jimin se preguntó qué tipo de omega fue el que tuvo el privilegio de estar a su lado, no era correcto, pero empezaba a odiar a Eunwoo, porque Jungkook parecía sufrir por él, no solo por el hecho de su partida, Jimin sabía que había algo más ahí, que Eunwoo le había dañado de alguna otra forma también.

Jungkook inhaló profundo y con un poco de brusquedad se colocó el collar en su cuello.

-Es por eso que no deberías aferrarte de mi, Jimin, no puedo darte la manada que deseas porque soy estéril, ni una marca porque sigo enamorado de Eunwoo, eres jóven pequeño, si tu destinado no llega todavía no debes de preocuparte, llegará tarde o temprano y ten por seguro que te amará.

Jimin bajó la mirada de a poco, mordisqueó su labio inferior, sintiendo que su respiración se aceleraba y su corazón era machacado hasta volverse miles de pedacitos.

Pero ¿Y qué debía de hacer? ¿Rendirse? La primera vez que Jimin vio a Jungkook sintió que algo en él le llamaba, le pedía que le ayudara. Jimin sabía perfectamente que era, él debió vivir en soledad y tristeza por todos esos años , ahora su lobo realmente temía que muriera, era el mismísimo Jungkook quien le pedía que se aferrara a él, su lobo le gruñía en agonía y le prometía un sinfín de cosas a cambio de que se quede a su lado, de los cuales por supuesto, Jimin estaba interesado, especialmente en la promesa de ser amado como se lo merecía.

Jungkook no era el único solitario, no era el único abandonado, con la diferencia de que el castaño se aferraba demasiado a su pasado y claro, luchar por su amor era difícil, especialmente porque se trataba de una lucha contra su pareja destinada, del único hombre al que amó con sinceridad.

Jimin observó el pecho desnudo del castaño, ahí donde su corazón latía con calma, con inseguridad y timidez llevó su manita ahí, con su pulgar acarició la suave piel y sonrió conmovido ¿Sabrá Jungkook que su lobo simplemente se mantenía en silencio, pero seguía al pendiente de todo? Hasta parecía que ronronearía en cualquier momento ante su tacto.

-Eres un alfa sorprendente.-murmuró todavía conmovido Jimin.-Entiendo tus palabras, pero aun así quiero proteger tu corazón.

El cuerpo de Jungkook se tensó bajo su tacto y pronto su mano acunó la suya.

-Jimin...-dijo en un tono de advertencia.

Jimin suspiró, observando ahora fijamente al alfa.

-Nadie merece estar solo, alfa.-refunfuñó Jimin acercándose al cuerpo del alfa hasta apoyar su mejilla en la dorsal de la mano del castaño.-Parece que no lo notas, pero tu y yo ya estamos marcados el uno al otro.

Jungkook no dijo nada, simplemente frunció sus cejas con confusión y Jimin frotó su mejilla con cariño.

-Ambos estamos cansados de la soledad.-continuó Jimin.-Y estoy aceptando tu grito silencioso, que me pide quedarme a tu lado.

-Yo no...

-Shh.-le interrumpió Jimin para luego reír ante la obediencia rápida del alfa.-Deja de ser tan necio, solo déjate querer por mi, no vas a arrepentirte.

Jimin besó el dorso de Jungkook para luego frotar su naricita en ella, podía sentir como el lobo de su alfa estaba agradecido y sonrió orgulloso.

En cambio Jungkook tenía un mar de sentimientos encontrados, no se veía a si mismo enamorándose de alguien más, pero tenía más temor en el hecho de emocionarse por Jimin, porque luego de que el omega encuentre a su destinado y éste lo reclame, era más que seguro que sería olvidado y hecho a un lado, estaría solo de nuevo.

Debía cuidarse, a él y a su corazón, no quería volver a confiar a ciegas, Jimin era prácticamente un desconocido, un cliente, probablemente todo lo que decía era influenciado por su celo.

Solo debía esperar a que el omega finalizara su celo y podría resguardarse de nuevo.

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Daiyō -Kookmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora