CAPÍTULO DIECINUEVE

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OCTAVIO

Las llantas del avión chirriaron cuando aterrice en Austin, por segunda ocasión en el año volvía, eso era un nuevo récord en mi lista de visitas.

Ojalá estuviera regresando por motivos más felices, pero en realidad no, debido a la suspensión que mantengo no puedo entrenar y estar en cuatro paredes encerrado en Los Ángeles me estaba causando mucho estrés y ansiedad por eso en su lugar de quedarme cuando mi madre llamo y me avisó de un desbalance fuerte que ha sufrido mi abuela decidí que debía regresar y verla no es mi costumbre hacerlo pero algo dentro de mí necesitaba regresar a casa.

Tome la carretera cruzando por centro, el cielo vacío de nubes, los rascacielos a cada lado, el río fluyendo lentamente, mi ciudad natal siempre será mi lugar favorito en el mundo y nada va a cambiar eso.

La calle donde está la casa de mis padres está idéntica a como siempre solo que ahora la brisa caliente del verano se está acrecentando y el calor rebota en todo el ambiente, me detengo, tomo mi mochila y mis cosas, bajo de la camioneta, el camino de piedras luce más demacrado y deteriorado debido a los días difíciles que han pasado mis padres no han tenido tiempo de tomar un respiro, jale la perilla para entrar pero el pasillo está oscuro solo un foco de la sala está encendido, ni un solo ruido en todo la casa, dejo mis cosas y en la cocina la nota en el refri me da la respuesta, están en la casa de mi abuela.

Toco el timbre y se abre de inmediato la puerta dejándome ver la figura paternal que tanto conozco, mi padre me atrae a él abrazándome, su peculiar aroma a madera impregna mis fosas nasales me examina fijamente se hace un lado para que pueda pasar.

— Hola mama — hablo y ella se sobresalta derramando un poco de café en el piso

— Mi niño — corre en mi dirección y me estrecha con sus delgados brazos que ahora me quedan sumamente pequeños — Te hemos extrañado mucho

— Yo también los he extrañado — me quedo con ellos, un momento platicando sobre mi vuelo antes de que suba a la segunda planta dónde está mi abuela.

Su insuficiencia renal le fue detectada cuando aún era más joven y cada cierto tiempo en un descuido una infección le puede afectar debilitando todo su sistema y dejándola muy débil, la diálisis ya es un procedimiento muy severo para una persona mayor, abro la puerta y la observó se ve tan apacible dormida, todo su habitación desprende un aroma floral por los cientos de arreglos que tiene, cuando fue Abogada litigante conoció a demasiadas personas y las ayudó, hoy en día esa gente la aprecia sinceramente solo falta que se enteren que algo sucedió y la casa se llena de presentes con buenos deseos para que se mejore.

Con mucho cuidado me siento en el sofá al lado de su cama, esta vez la infección le ha dañado un poco los pulmones y necesita usar oxígeno sin contar que no ha comido nada bien y que maneja un cuadro severo de deshidratación.

— ¿Por qué no saludas cuando entras? — su suave pero estricta voz me estremece

— Creí que estabas dormida...

— Que cierre los ojos no es precisamente señal de que este dormida Octavio...

— ¿Cómo estás abuela? — pregunto para cambiar el tema y que no me regañe

— Mejor que ayer — aún mantiene los ojos cerrados y levanta su pulgar en señal de aceptación

Nos quedamos en silencio, observo con cuidado los detalles de la habitación color naranja pastel, sus diplomas y reconocimientos colgados en las paredes, una fotografía de la boda de mis padres, fotos conmigo o de mi cuando era un niño, una pancarta cubre casi media pared con el tema de Black Lives Matter, ​movimiento social que ella apoya fervientemente, toda su vida se ha dedicado a ayudar a otros.

VICTORIA Y HONOR (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora