CAPÍTULO VEINTIUNO

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ARABELLA

San Francisco

Darío me ayudo a bajar mis maletas pero yo las arrastre por el pórtico hasta la sala, toda mi casa estaba en completo silencio y jamás en la vida me había parecido tan vacía como en este momento, me despedí de mi entrenado y tan pronto se fue el silencio comenzó a pesarme y hacerme sentir incómoda, abrí una de las maletas y saque la sudadera color mostaza, aún tenía su aroma y al inhalarlo fue un calmante instantáneo para mi cerebro, lo voy a extrañar no hay duda alguna. Colgué la medalla en el anaquel de reconocimientos, el trofeo se quedara en mi centro de entrenamientos como recordatorio de este día, resultó bastante extraño para todos que desapareciera después de haber ganado y solo hiciera una breve aparición para recoger lo que ahora era un nuevo integrante a mi lista de premios ganados.

Pasar casi todo el día y parte de la noche en esa rústica pero silenciosa casa aclaro mi mente y mis ideas fluyeron para no dejarme caer, yo solo salí de ese agujero pero no podré soportarlo yo sola por segunda ocasión, claro ahora las cosas serán diferentes porque él está conmigo. Octavio no me dejo sola y cuando le conté cómo me sentía me escuchó pacientemente, no me sentí juzgada al contrario un sentimiento de comodidad me llenó el alma. Entiendo que ahora solo me queda seguir avanzando en este camino que llamamos vida, quizá pasemos por más pruebas pero tengo confianza que podremos superarlas.

Los medios de comunicación han estado vueltos locos con los rumores acerca de mi desaparición y el misterioso hombre que me sacó del estadio, para nadie fue secreto que él estuvo también en Londres y que eso pudo tener algo que ver conmigo, afortunadamente Laura ha combatido muy bien cada chisme y rumor pero sé que en cualquier momento esto puede cambiar y tengo la obligación de estar preparada.

Una llamada entrante me saca de mis ideas pesimistas y lúgubres.

— ¿Diga? — trato de pasar el bocado de pan que tenía en la boca

— ¿Dónde estás?, ¿Porque no me contestas? — las preguntas de Sebastien a veces me dan dolor de cabeza

— En mi casa ¿qué quieres insecto? — lo escucho bufar — Si hiciste algo malo solo dilo y vere como te ayudo...

— Siempre pensando negativamente conmigo mujer, voy a tu casa espérame porque llego en cinco minutos...

— Tengo entrenamiento Sebastien, se me hará tarde — ruedo lo ojos

— Yo te llevo, solo espérame necesito hablar contigo.

Me cuelga, a veces es un dolor en el culo mi hermano.

Las llantas del Audi derrapan en el asfalto, lo ve bajar a toda prisa y entrar a mi casa como alma que lleva el diablo.

— No vendría mal si tocas — se quita el abrigo y me observa, yo conozco esa mirada y lo más seguro es que sea por algo malo — ¿Que sucede?

Saca de su bolsillo un sobre color lila y me lo entrega.

Santa Mierda.

FIESTA DE CUMPLEAÑOS NÚMERO 50° WENDY HARRISON

— ¿De dónde sacaste esto? — estoy paralizada

— Llegó ayer en la tarde, intente que no lo vieran pero fue demasiado tarde y si alcanzaron a leerlo...

— ¿Qué dijeron? — preguntó en tono bajo temiendo su respuesta

— Ya están haciendo planes para ir.

Que me trague le pisó por favor, me pasó una mano por la cara y el cabello, dios solo estas cosas me pasan a mí.

— Haz todo lo que puedas para que no vayan, te lo suplico Sebastien — casi me inclinó de rodillas — Por favor...

VICTORIA Y HONOR (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora