CAPÍTULO TREINTA Y UNO P1

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OCTAVIO

Diciembre

El último mes del año, nuestra última oportunidad de escribir una historia anual o como muchos lo llaman, el último capítulo de una increíble aventura, para mi significa una cosa y son, "Vacaciones", mis anheladas vacaciones sin trabajo, medios cuidándome el culo y gente rodeándome las veinticuatro horas, mi hogar ideal para estar tranquilo siempre será Austin Texas pero ahora con la rubia a mi lado me parto entre dos lugares, San Francisco y mi ciudad natal.

 Lo acepto en parte me comporto como la mayoría de la gente y me gusta hacer un recuento de lo largo y exhaustivo que fue este año, tanto en aciertos como en errores, tuve victorias pero también derrotas, aprendizajes y enseñanzas, muchas situaciones experimente y con muchas de ellas me quedo para siempre.

— Disfruta de tus días sin mi horrenda presencia — tuve que venir al aeropuerto a dejar a Lucas y Marcelo, ellos también tendrán algunas semanas alejados de mí — No hagas estupideces muchacho — mi entrenador golpea mi mejilla amistosamente, tomo su maleta y ambos caminaron hacia las puertas de embarque, aunque son como el agua y el aceite han sido compañeros leales en toda mi carrera profesional y por eso y más cosas los aprecio sinceramente

Lucas irá con Liu a su ciudad natal en Londres, Marcelo tiene su residencia permanente en Los Ángeles, a ambos los veré hasta finales de Enero con el inicio de la temporada anual.

Durante estas vacaciones tengo interesantes planes que a toda costa quiero cumplir, uno de ellos es viajar, Arabella me ha contado sobre innumerables lugares que durante su niñez y adolescencia conoció, yo por el contrario no tengo tantos recuerdos de eso pero ahora que mis posibilidades me lo permiten le sacó el mayor jugo sobre todo porque es mi dinero y quiero gastarlo viajando, seguido de eso hay un par de ideas que tienen que ver con mis planos arquitectónicos y otras que si o si voy a hacer. 

La rubia se emocionó mucho cuando armamos el plan de pasar Navidad y Año Nuevo aquí en Austin, tuvimos un ligera variación cuando ella se opuso rotundamente a que sus padres nos acompañarán, disculpa rubia pero debo caerles bien a los suegros o la cosa podría terminar muy mal para mí, aun no puedo entender que me tomara dos semanas convercerla de que aceptara.

Sigue siendo terca y demasiado orgullosa, comienzo a entender que son virtudes negativas que jamás se le quitaran.

— Tú qué dices ¿te gusta? — la cara de sorpresa de mi madre no tiene precio, está blanca como papel al grado que solo atina a medio asentir — Hay algo que no me convence madre, siento que no es el indicado...

— Bueno yo aun no proceso que ya vayas a casarte...— se abaniquea con el folleto de la joyería, drama Queen la llamó en casos como estos

— No madre, te equivocas todavía no voy a casarme, primero necesito lo más importante es que ella me diga que si — dejo el anillo plata y tomó otro en color oro del muestrario — Si ella me dice que sí pues la mitad del asunto ya estaría resuelto...

Sigo con la búsqueda pero nada me convence, la maldita mala suerte sigue acompañándome sin duda, Navidad será en tres días y la rubia llega pasado mañana, si no consigo el anillo hoy mismo todo mi plan se va a la mierda y eso no queremos que suceda.

La idea de pedirle matrimonio rondaba en mi cabeza desde hace semanas, incluso antes de la boda de la cabra loca pero los obstáculos y trabas ha sido miles justo ahora ya no hay nada que pueda retrasarlo, al menos eso espero, aunque primero mi señor padre me ha insistido de formas sobrehumanas con hacer las cosas bien lo que según él implica hablar con los papás de Arabella, casi me cago del miedo cuando mi padre lo sugirió, no podríamos saltarnos esa parte y llegar a la etapa del sí y nada más, no, ellos deben complicármelo, segundo obstáculo, que ella me diga que no, en una balanza sobre obstáculos no se cual pesa más, una cosa es segura y es que tengo menos de cuarenta y ocho horas para lograr mi objetivo o esto se va al caño, ligero punto a mi favor es que los padres de Arabella llegan antes que ella porque a la señorita se le olvidó completar los trámites de vuelo y lo dejo a última hora, al final todo esto nos lleva a este momento tan estresante, ¿porque?, yo sugerí que mi madre me acompañara a buscar un anillo pero claramente no consideré que sería tan indecisa o tan mala compañía, somos un par de variables que cambiamos de idea cada veinte segundos.

VICTORIA Y HONOR (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora