CAPÍTULO DOCE P1

3.1K 205 17
                                    

ARABELLA

Todas las pistas de aterrizaje en San Francisco estaban llenas de aviones entrando y saliendo, ahora que lo recuerdo siempre ha sido de ese modo que ya resulta algo bastante cotidiano para todos, dure más de tres horas en pasar por aduanas y poder sacar mis maletas, gracias al cielo, nadie me reconoció entre las filas de espera.

El aeropuerto es enorme y arrastrar maletas hasta la salida se volvía algo bastante complicado, por fin respire aliviada cuando el aire frío golpeó mi cara, avancé unos pasos por la acera para poder buscar un taxi justo en ese instante un toque en mi hombro freno mi camino.

— Señorita Ferrera, Bienvenida...¿le puedo ayudar con su equipaje? — señaló mis maletas

Conocía bastante bien al tipo frente a mí, era uno de los choferes que tenía mi familia algunas veces me buscaba después de la escuela o me llevaba a casa de alguna amiga, solo pude asentir y dejar que el hombre me ayudara, es más que obvio que sabían que llegaría sin embargo de ilusa pensé que tardarían más en darse cuenta de que ya estoy aquí.

La Cadillac negra estaba estacionada a unos pasos de donde estábamos, otro sujeto apareció del lado izquierdo con un gesto de cabeza me saludo, abrí la puerta y esperó a que subiera. 

El viaje fue lento para salir del tumulto de aeropuerto, cruzar la ciudad se volvió más pesado, duramos más de cuarenta minutos en el tráfico.

Por fin la zona de Broadway estaba al frente subimos la colina y los cientos de casas estilo rústico adornaban el paisaje, nada parecía haber cambiado a excepción de que ahora el follaje en los árboles estaba más verde y el viento los mecía, aún permanecen frescos los recuerdos de la primera vez que vi este sitio, me parecía sacado de un cuenta de hadas, todo mágico y esplendoroso sin tristeza ni problemas, lástima que aun en tanta belleza puede haber maldad.

La Cadillac se detuvo delante de Broadway 2799, abrí la puerta y observé todo, la casa estilo victoriano que me vio crecer es una mezcla entre antiguo y un toque suburbano pintada de color ladrillo, tres pisos, amueblada al estilo clásico, las puertas y ventanas de color blanco y por supuesto el elegante jardín lleno de claveles en la entrada, todo idéntico a como lo dejé.

La puerta se abrió lentamente y caminé por la pulcra alfombra color crema, unas escaleras de caracol te reciben para subir al primer piso que solo es el recibidor, la cocina y una pequeña sala de estar, la segunda planta son las habitaciones, otra sala y el estudio pero nada puede darle más valor a la propiedad que la tercera planta decorada con una terraza de cristal, llena de vegetación y contar con una vista privilegiada al Golden gate, mis pasos resonaron por la escalera, el reloj de pared marcaba las cuatro de la tarde, nadie estaba a esta hora dentro de la mansión, en la segunda planta abrí la tercera puerta de la derecha, era mi antigua habitación, decorada en tonos cremas con ventanales de pared a piso, la luz solar entraba en su completo esplendor, caí sobre la mullida cama y digamos que después de eso me quede dormida.

Los toques en la puerta me despertaron pasaban de las ocho de la noche, una de las muchachas de servicio me avisó que era la hora de la cena, me di un baño para quitarme el mal humor que me generaba regresar, el closet tal como lo pensaba estaba repleto de ropa que jamás me había gustado usar, trajes sastres, vestidos entallados y lo que más puedo odiar en la vida, tacones, sin embargo si yo quería salir ilesa de este lugar tendré que hacer sacrificios.

 Me vestí con algo que ellos llamarían decente y formal lo completé usando los tacones más pequeños que encontré y avance por el pasillo para volver a subir por las escaleras, el murmullo de voces en el comedor de la tercera planta era demasiado justo cuando me asomé en la entrada las mucamas servían la sopa pero se detuvieron al verme ahí parada, los cuatro pares de ojos cayeron en sobre mi examinándome de pies a cabeza, sentí su viva inspección como si un escanear me analizará y estuvieran esperando a que cometiera un solo error.

VICTORIA Y HONOR (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora