VICTORIA Y HONOR (COMPLETA)

CAPÍTULO TREINTA Y UNO P2

OCTAVIO

🎄La Navidad ya llegó.🎄

Esa mañana la capa de nieve cubría todos los alrededores pero las sábanas y su pequeña complexión me daban una sensación muy reconfortante, se removió algo molesta por la luz que se colaba a través de las persianas y poco a poco abrió los ojos. — Buenos días rubia — pase los mechones de su cabello rebelde por detrás de su oreja — Feliz Navidad — asintió sonriendo y se acomodó más sobre mi pecho

— Es la primera Navidad desde mi niñez que la pasare acompañada — mantenía los ojos cerrados

— ¿Por qué dices eso? — se refregó un poco la vista acomodándose para quedar medio abrazada a mí, pase mi brazo por sus hombros

— Bueno, cuando era niña la Navidad siempre estaba opacada por cenas y galas de lujo a las que mis padres me llevaban, lo cual yo siempre odie, cuando Sebastien nació algo mejoró porque ahora con dos niños era molesto para ellos llevarnos entonces nos quedábamos con niñeras o nanas, fue hasta que me independice cuando las Navidades cobran otro sentido, ahora me las pasaba en algún bar divirtiéndome, las últimas han sido en mi casa o con Pau viendo películas navideñas

— Entonces no eran muy festivas ¿qué hay del árbol? ¿los regalos?

— Siempre había alguien que lo ponía, ya sabes decoradores especiales y los regalos nunca eran nada nuevo porque jamás me faltó nada material, lo más Navideño eran las casas de jengibre que hacíamos Sebastien y yo con las niñeras, tus navidades de seguro fueron mejores...

— Mis padres hacían todo lo posible porque al menos tuviera una cena decente, mi madre hacía platillos típicos de Venezuela, adornábamos juntos el árbol y abríamos los regalos al día siguiente, cambiaron un poco cuando mi abuela se enfermó pero aun así tratábamos de pasarla juntos, solo los últimos años yo no los he pasado con ellos, me aleje bastante...

— Pero ahora estamos aquí — ella se giró quedando de frente a mí — Tendrás que pasar la Navidad conmigo ¿soportaras?

— ¿Soportarte? ¿A ti? Por favor si eres un pan de dios — me pego un golpe en el pecho — ¿Qué tienes tú con golpearme cada vez que algo no te parece? Por dios no quiero imaginar que será cuando nos casemos...

La cagaste cabrón.

Sus gestos quedaron pasmados, ups, se me salió, trataba de recomponerse pero a medias lo logró para ayudarla y calmarme deje un beso en su frente y la abrace, ya habrá tiempo para explicaciones porque hoy es Navidad.

Mas vale que no se haya dado cuenta.

Nos tomamos toda la tarde para arreglarnos y estar listos para la cena, justo a las seis de la tarde íbamos en camino a casa de mis padres, toda la cuadra estaba adornada con luces y detalles Navideños, la rubia se había dedicado gran parte del trayecto a tomar fotos con su celular, nos detuvimos y bajamos, por dentro la casa estaba muy iluminada, el enorme árbol en una esquina con obsequios debajo, las risas llegaban desde la cocina y a través de la ventana corrediza vi a mi padre platicando con Alan, alerta roja, entrelace mis dedos con los de la rubia y caminamos hacia la cocina, nuestras abuelas y madres estaban ahí.

— Huele delicioso — los cuatro pares de ojos nos observaron detenidamente, mi madre y mi abuela saludaron a Arabella — ¿Falta algo mama? — me acerque y destape una de las ollas con algo parecido a carne molida

— Nada hijo, estamos bien, el pavo estará listo en un momento...

Las cuatro mujeres se pusieron a cuchichear como guacamayas sobre sus atuendos y a eso se les unió la rubia, hasta aquí llego yo señores, salí de la cocina y me quede buen rato en el sala, mi madre este año se había superado con la decoración, oro rosa con el característico verde del pino resaltaba bastante, la chimenea estaba encendida así que me quede parado ahí, un viento gélido me atravesó cuando la ventanas corredizas se abrieron, mi padre pasó a mi lado sonriéndome y perdiéndose en la cocina pero Alan no lo siguió, si ayer me parecía imponente con ropa casual ahorita con smoking me parece aterrador.