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18. Todo gira en torno al verde y rojo

Si para la variopinta población de Hogwarts Halloween resultaba un gran suceso, navidad era la completa transformación del espíritu y renovación de la alegría de la vida.

La mañana en que las decoraciones iluminaron la piedra fría por primera vez, el gordo perro corrió en un ataque de frenesí de una punta a otra, y si en el camino volcó algún estudiante no se detuvo a comprobarlo.

Los ladridos tan parecidos a una risa distaban mucho de su inocencia y James ni siquiera intento sujetarlo, porque apenas el fulgor verde y rojo le entro a Sirius por los ojos supo que perdió completamente la batalla.

El distinguido Lord Black dirigió toda su locura a un solo objetivo, arrastrando en el camino a los otros dos para vivir una celebración como dictaba el cliché.

Y a diferencia de la última vez Harry ahora albergaba una pequeña expectativa. Lo que había sabido sobre Halloween era relativamente poco, considerando la escasa diversidad en la experiencia de vida antes de Hogwarts y la consecuente caída de Gryffindor.

Los recuerdos de la fragante navidad ocupaban un lugar mucho más cálido para los luchadores en ese entonces, y solían compartirlos a veces para calentarse un poco los corazones en las noches de helada. De esta forma Harry hoyó mucho sobre ella y poco de Halloween.

Se sorprendió riendo como un ratoncito lleno de deleite al decorar junto a sus padres y Flitwick el gran árbol, por primera vez parecía realmente albergar una pizca de inocencia infantil. También comió todos los bastones de caramelo que no recibió en quince años y canto a coro con Ron y Sirius cada sucio villancico de bar que el mago se sabía.

Y aunque eran tan felices en las noches James lo sostenía en sus brazos durante mucho rato. Sujetándolo tan fuertemente que a veces dolía, hasta que Sirius aparecía para acariciarle la mano y despertarlo de su trance. Entonces su padre lo miraría con los ojos bordeados de rojo y mucha tristeza entremezclada con amor. Harry sabría todo lo que se esforzaba.

No se dijo nada sobre Tom Riddle y Harry aprecio la prudente intromisión de Sirius en el asunto, que cada día brillaba como una existencia de pura protección. Y, de hecho, no vio ni supo algo de él en todo ese periodo, si no fuera el grandioso mago con el que él mismo midió fuerzas habría temido que cayera por las fauces del demente Grimm.

Pero no era así, Tom solo estaba ocupado asfixiándose en su propia humanidad y las emociones que esta arrastraba. Tratando, luchando y pujando por no consumirse en el asco y desprecio con el que las etiqueto tanto tiempo. Pero eso es otra historia.

Y Harry, tan descabellado como sonaba se encontraba pensando en él continuamente. Aunque le gustaba consolarse a si mismo diciéndose que era normal y no la monstruosidad que en primera instancia parecía, después de todo los destinos de Tom y él habían estado unidos de tantas formas que no era inusual angustiarse al no encontrarlo.

Cuando los estudiantes dejaron el castillo Ron se fue con ellos, aunque parecía reacio. No había mucho en su casa más que hermanos impetuosos por molestarlo, mientras que en la escuela disfrutaba la compañía pacifica de Harry con la que se complementaba. Con él se llevo a Ginny, a la que tuvo que arrastrar en el último momento porque simplemente para ella era una gran oportunidad y placer la idea de quedarse en un castillo vacío junto a Harrison, y en menor medida con James y Sirius. ¡Tantos rostros hermosos que contemplar!

De Gryffindor no quedo nadie, salvo un último año y dos de segundo que Harry no conocía. Incluso Hermione Granger, que parecía querer vivir para el castillo y la biblioteca se marcho sin mucha demora.

El castillo en nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora