Cap 21

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—¿Taehyung? —Pregunté, pero hice una mueca cuando él sacudió mi cabeza agarrándome el cabello y la inclinó. Me tropecé con él en el proceso y me estremecí cuando me mordió el cuello con fuerza. Su respiración estaba golpeando mi punto débil. Estaba hiperventilando cuando vino a susurrarme al oído.

—Te ves tan deslumbrante hoy...

—¿Taehyung? ¡Por favor, dime! ¿por qué? —él hizo que el agarre de mi cabello fuera más fuerte. Y casi me quemaba el cuero cabelludo, haciéndome olvidar lo que quería o preguntaba.

—Es porque no tengo mejores propuestas en este momento. Y, en segundo lugar, me encanta follar con mi esposa —Parpadeé dejando que sus palabras se hundieran.

Sus dedos se agarraron a mi cintura mientras yo encontraba su cálido aliento en mi boca entre tanto me miraba profundamente.

—Voy a destruir esta boca inteligente hoy —Dijo antes de llegar a besar con tanta fuerza. Mordió mi boca haciendo que mi mano se presionara muy fuerte sobre su pecho. Pero se negó a soltarme el pelo o la boca mientras sostenía mi cuerpo cerca de él. Su cuerpo de acero sosteniéndome contra él, solo me estaba asustando más. Tenía esas manos en mi cuerpo que tenían el poder de asustarme como nunca antes. Yo no quería esto. No lo quería, pero... pero... no sabía cómo rechazarlo. ¿Qué se suponía que debía decirle? Pedir el divorcio no ha salido bien y era demasiado obvio que yo era solo un juguete para él, que deseaba desesperadamente que lo reemplazaran...

Me empujó hacia abajo hasta que estuve de rodillas. Su siniestra sonrisa me decía que disfrutaba verme sin aliento. Intenté levantarme un poco cuando me advirtió.

—Te reto a que te levantes —me quedé de rodillas—. Abre esta dulce boca tuya —dijo sacando su cinturón—. Quiero ver cómo se siente esta boca en mi polla...

***

Sentí su cálido aliento en mi cuello. No podía dormir en sus brazos, ni con su sabor en mi boca y mi cuerpo dolorido. Me estremecí pensando en las cosas que me había hecho. Y, con él diciéndome lo decepcionado que estaba de mí... me pregunté si escuché alguna vez a un hombre que quisiera que su mujer tuviera experiencia.

Ni siquiera podía dormir cuando él estaba a mi lado, solo podía pensar en cómo iba a vivir toda mi vida con él. Cerré los ojos por enésima vez para verle solo sonriendo sobre mí, gritando sobre o mi, o masturbándose dentro de mí. Ni una sola vez me sentí amada o segura en sus manos. Cada vez que me toca, se me eriza la piel y pasar horas mientras él duerme plácidamente sobre mí, era una tortura que sabía que iba a vivir durante años.

Pero entonces recordé que en cualquier momento él querra dejarme. Y tuve una pizca de esperanza.

Cuando terminé de prepararlo estaba deseando retirarme a la cama. Pero no me atrevi . Hwang ya estaba aquí y le esperaba en el salón de esta amplia suite. Esta vez no me inmuté cuando vino a besar la comisura de mi boca.

—¿Hwang? —Taehyung bseñaló a Hwang y me sorprendí cuando Hwang se dirigió a mí.

—Señora Kim —el hombre tenía la cabeza baja.

—¿Qué? —Pregunté y Taehyung que estaba saliendo casualmente de la suite se detuvo para decir.

—Te irás con él. ¿Recuerdas que ibas de compras? Debes dejar el hotel.

—No... yo—

—¿Has dicho que no? —Me cortó y me quedé mirando sin comprender.

—No quiero que me mandes... a comprar nada.

Estoy cansada... agotada. Solo podía decir esto en mi mente.

—¡Ya quisieras! —Me cortó y di unos pasos en dirección a Taehyung, pero se fue.

Me sentía muy cansada cuando escuché la voz de Hwang.

—Sra. Kim. puede prepararse para que podamos... salir.

Volví a mi habitación y me puse un vestido antes de hacerme un moño.

Salí y me pregunté si este tipo Hwang siempre fue así de tieso, o, hoy es una excepción. Llevaba las gafas de sol puestas porque lo último que querría es que alguien me mirara a los ojos. La recepcionista me pasó una sonrisa y yo también le devolví el favor. Estaba muy cansada y triste. Me subí al coche y estuve mirando las vías laterales sin ningún interés.

Después de casi diez minutos nos metimos en la zona menos concurrida y pronto la carretera dejó de tener nada alrededor. Parecía que estábamos llegando a las alturas y entonces... en la nada el coche se detuvo.

—¿Hwang? —Susurré y recibiendo la señal me contestó:

—Se supone que debes estar en este coche hasta que su trabajo no termine.

__¿Qué? Esto es una broma, ¿verdad? —Tenía un pánico en mi voz.

—No —miró por el espejo y respondió.

Abrí el coche y me bajé. No me detuvo y lo agradecí. Caminé hasta encontrarme por encima de la ciudad. Solo pasaron unos minutos cuando me encontré con que Hwang salía.

—¿Sra. Kim? Por favor, suba al coche. Puedo dejarla sola un rato si quiere —Tragué saliva con fuerza ante su oferta, entonces me di la vuelta y entré en el coche.

Tenía razón. No volvió y no pude evitar romperme. Lloré con fuerza en un intento de sacar todo lo que me pesaba. Nunca había soñado con meterme en una situación tan compleja. Me tumbé en el asiento trasero e intenté cerrar los ojos.

No sé cuándo, pero escuché un sonido peculiar. Al abrir los ojos gemí antes de levantar la vista con los ojos semicerrados. Unos hombres de unos treinta años rodeaban el coche. Encontré a dos de ellos tapando las ventanas con cinta adhesiva. Supongo que querían saber si había alguien sentado dentro.

Me enderecé y en pocos segundos estaba hiperventilando. Rápidamente miré a mi alrededor para comprobar que eran seis. Los golpes en la ventana se hicieron más fuertes. Supongo que sabían que había alguien dentro.

Pronto, encontré al que estaba de pie delante del coche recogiendo una piedra. Sabía lo que estaba haciendo y grité más fuerte llevándome las manos a la boca. Salté a un lado cuando lanzó la piedra contra el espejo. Pero solo se hizo un enorme chasquido sin romperse. Uno de los hombres estaba intentando algo con la puerta del coche y yo temblaba cogiéndome la cabeza con las manos.

Pronto, oí que se disparaba un arma de fuego y me dio mucho miedo. Los hombres se dispersaron antes de salir corriendo. Solo unos minutos más tarde encontré a Hwang entrando, que solo me dirigió una mirada, pero no pronunció ninguna palabra.

—Lo siento, estaba parado lejos para captar las señales de mi móvil —Y esto me hizo recordar que no usaba el mío, pero... O podía pensar en ese momento.

Traté de controlarme, pero mis brazos se congelaban y mi boca temblaba. Hwang empezó a dar vueltas con el coche por la ciudad y continuó durante cinco horas hasta que finalmente se detuvo en el aparcamiento del hotel.

—¿Sra. Kim? Espero que pueda tomar el ascensor —Pidió Hwang y me dirigí al ascensor. Pero en el momento en que se cerró el ascensor no pude evitar que saliera un sollozo.





CRUEL  (Taelice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora