Cap 44

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Lisa.

Me pregunto cuándo ocurrió. ¿Sucedió el día que me tomó en su estudio? ¿O cuándo escondía mi cara en la almohada diciéndome a mí misma que esto no me estaba pasando? Todas las decisiones que me trajeron hasta aquí se burlaron de mí. Yo era la única responsable de haberme traído hasta aquí. Yo era la razón de que mi bebé tuviera un padre como él. Pero… solo quería salvar a Lia en ese momento. No quería que  mi hermana le sucediera algo peor y juro que haría cualquier cosa para salvar a mi bebé también. Su sonrisa siniestra y sus ojos asesinos eran todo lo que mi mente pensaba. Resoplé sabiendo muy bien que no me trataría de forma diferente a esas dos mujeres de las que hablaba Hye soo.

Era bastante inusual que Hye soo no hubiera venido todavía. Llamé a una empleada llamada Hitomi para pedirle el desayuno y planeé tener unas palabras con ella. Sé que no me ayudó mucho la vez que le pedí el móvil, pero quizás ahora pueda entenderme. Si no era con ella no sabía con quién hablar.

Todavía estaba esperando a que llegara la asistenta cuando entró    Hye soo.

Me pregunté cómo iba a hablar con Hitomi ahora, pero de alguna manera sabía que tenía que hacer que esto funcionara.

Respiré profundamente. Para mí, todo era irrelevante ahora. Quería una vida para mi hijo y no podía permitirme ceder ante un asesino paranoico que cree que no debo llevar su semilla.

Hye soo estaba sentada en el sillón reclinable ocupada leyendo una revista cuando llamaron a la puerta. No era raro que a veces me acercara a la puerta para saludar o sonreír a Hitomi. Así que lo hice y susurré para ella:

—Nos vemos en la zona de la piscina dentro de una hora —Recibí el carrito de parte de ella y no le di la oportunidad de hablar.

Intenté mantener todo bajo la normalidad y me puse a trabajar en mi armario para pasar el tiempo. Luego, exactamente después de una hora, entré en mi cuarto de baño para bajar las escaleras a la zona de la piscina. No sé por qué algo me decía que ella me ayudaría esta vez cuando la encontré esperándome ya allí. Las enormes puertas dobles de la zona de la piscina estaban cerradas y me hicieron sentir aún más segura.

—Muchas gracias por venir aquí —Dije y Hitomi sonrió antes de responder:

—No te preocupes, ¿cómo estás?

Pude ver que estaba un poco angustiada. Por supuesto, ella no quería tener ningún problema por mí.

—Necesito tu ayuda, por favor…

—¿Qué pasó, señorita Lisa? —Ella preguntó.

Sabía que mis miedos internos rondaban mi cara. Y, no sabía nada de ella, excepto la simpatía en sus ojos por mí y su nombre que estaba escrito en su placa. Me giré antes de susurrar:

—Estoy embarazada. Creo que estoy embarazada. Y, he oído que él…

—¡¿Qué?! —Parecía sorprendida y por la forma en que su rostro se preocupó, supe que ella sabía lo que significaba.

—No lo sé Hitomi. Por favor, ayúdame. No perderé a este bebé por nada del mundo.

—Mira… puedes salvar a este bebé. No pasará nada… relájate… ¿Vale? —No sabía que estaba hiperventilando, pero ella era mi última esperanza y si no estaba de acuerdo con ayudarme, ya no sabría qué hacer.

—Por favor, necesito tu ayuda —dije y ella no tardó en responder.

—No… necesitas ayudarte a ti misma

Esto hizo que mis ojos se entrecerraran. ¿Estaba negándose a mi petición?

—Mire señorita Lisa, eres la única mujer a la que no se le permite tener un teléfono o no puede salir. Otras viven con todos los lujos y con su consentimiento. Gánate su confianza… tal vez. Además, él está contigo todo el tiempo.

—No tengo tiempo para esto. Quiero salvar a este bebé. Yo… he oído que él… —No pude decirlo.

—Lo sé… lo sé —ella me tomó de las manos para hablarme.

—Mira, tienes que ganarte su confianza. O… su amor. Intenta hacer algo…

—No puedo… yo… ¿Cómo? ¿No puedes darme un teléfono móvil o llamar a la policía por mí? No sé. Cualquier cosa sería genial —Le tomé las manos y casi le supliqué antes de girarme.

—No, es un hombre peligroso. No sé si lo sabes o no, pero ha matado a gente en su negocio muchas veces. Hay muchas agencias que le ayudan a conseguir donaciones para potenciar el mundo de los negocios. No puedes empezar a imaginar cuánto poder y riqueza tiene. No le importa nada más que él. Yo también sería asesinada por esto. Esto lo saben todos los sirvientes de esta casa… Lo siento mucho, pero no puedo ayudarte. Solo Taehyung puede ayudarte, en este caso.

—No, no, no, por favor, te ruego que me ayudes —estaba desesperada.

—Señorita, trata de entender. Nadie puede hacer nada aquí. Nunca le hemos oído mostrar misericordia. Lo siento mucho. Solo puedo orar por ti —Esto de alguna manera me dijo que ni siquiera lo intentará.

Volví a la habitación con los hombros pesados. Hye soo tenía algo en los ojos, pero decidí ignorarlo y me puse de pie para observar el amplio césped. Había dos hombres trabajando allí e inhalé antes de apoyar la mano en mi vientre.

Recordé cómo se enfadó cuando me negué a hacerme el tatuaje. Hasta ahora cualquier cosa que dijera o decidiera tendría las de perder. Recuerdo que escuchaba sus charlas en las que hablaba de matar o secuestrar a gente para su beneficio.

Tenía ganas de esconderme cada vez que encontraba su mirada en mí. Esa lujuria acalorada en sus ojos o cómo me mira, como si no significara nada. Pero lo haré.  No me importa si no ha amado nunca a nadie. Me ganaré su confianza. Haré que se enamore de mí con tanta fuerza que no podrá mirar nada más que a mí. Tengo la certeza de que le gusta mi cuerpo y haré lo que sea para usarlo a mi favor.

A eso de las cuatro, me informaron de que la señora Nichimura había venido a verme. Entré a cambiarme y mientras me cambiaba mis ojos se posaron en mis joyas. Llevaba la que era grande en tamaño. Y, me esforcé por parecer razonable.

—Lo haré. Y, lo haré pronto pase lo que pase —Dije mirando mi reflejo.

La señora Nichimura vino con un jarrón de porcelana muy bonito. Vino a disculparse por no poder asistir a nuestra boda. Tomé el té con ella y la encontré muy emocionada por estar aquí. No pasó mucho tiempo cuando encontré a Taehyung llegando. Una persona que llevaba su maleta se alejó mientras yo me levantaba junto a la señora Nichimura para saludarlo.

Me incliné un poco hacia él cuando vino a agarrarme por la cintura. Si quería ganármelo tenía que aceptar la realidad de que era la persona junto a la que tenía que despertar. Pero, ¿y si no me dejaba tener a mi bebé? Ese pensamiento rondó por mi mente, pero me esforcé por ampliar más mi sonrisa.

—Se ha ido —oí decir a Taehyung y me giré para preguntarle por su día. Por supuesto, parecía sorprendido.

—Y, ¿por qué crees que puedes preguntarme?, eres inferior —No debería sorprenderme su respuesta. Siempre dice esto. Piensa en él como un niño insolente de cinco años. No sé por qué me digo esto.

CRUEL  (Taelice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora