Cap 45

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—Está bien, señor Taehyung. No voy a preguntar nada, ¿vale?

—¿A qué estás jugando? —Esta pregunta era esperada y recién ahora me doy cuenta de que no estaba preparada para esta pregunta.

—A nada… pero quiero decirte algo —Sabía lo que iba a hacer, pero tenía que empezar esto de frente. No tenía tiempo—. Creo… creo que me he enamorado de ti —Sus ojos se abrieron de par en par y le sujeté los abdominales.

Jadeé cuando me tomo la boca con su mano derecha. Vi que algo cambiaba en sus ojos. No, no estaba feliz ni conmovido. Me odiaba. Pude verlo en sus ojos. Pero no se tomó unos segundos para componer su equilibrio y sonrió.

—Acepta mis condolencias —me dejó de una sacudida y se apresuró a salir hacia la habitación. Caminé hacia él después de darme cuenta de lo que acababa de decir. Desde luego, nadie dijo que fuera a ser fácil.

—Debes estar feliz, ¿verdad? Esto es lo que siempre quisiste —Dije viéndole perder la corbata y poniéndome detrás de él para coger su chaqueta. Se giró para sujetar mi cara como suele hacer mientras yo sujetaba su chaqueta entre nosotros.

—Oh, créeme, era la última cosa en el mundo que quería. Que estés físicamente disponible para mí, es suficiente… —Por supuesto, sabía que era verdad. Era una persona de corazón de piedra.

Puse su chaqueta sobre la mesa y me puse a desabrochar su camisa. Tenía una sonrisa juguetona.

—No me importa lo que haya en tu corazón. Mientras vengas a mi cama —Dijo con indiferencia y tragué fuerte antes de mirarlo.

—Sabes que me haces daño cuando hablas así… tú mejor que nadie sabes que no voy a hacer una cosa así.

—No, no lo sé… pero me gusta la idea de que te lastimes con mi forma de hablar —miré profundamente sus gélidos ojos negros. Había arrogancia. Podía menospreciar a cualquiera con sus ojos o su sonrisa burlona.

—Un día, te enamorarás de mí. Lo haré realidad —Utilicé toda mi confianza en cada palabra.

—¿Cómo? —Sus cejas se fruncieron finalmente.

—Tengo doce horas todos los días para hacerlo —respondí y su sonrisa solo se volvió más extraña.

—Y, tengo dos mujeres aparte de ti —Le miré a los ojos antes de pronunciar.

—Oh, esto sí lo sé…

—¿Saber qué? —No debería haberme preguntado eso.

—Sé que es costoso ser leal. No todo el mundo puede permitírselo… no tú, por supuesto. He renunciado ya a esta área —Y, ahí estaba. Aquel niño de cinco años, al que le dolía el ego—. Pero no te preocupes… —Me incliné sobre mis rodillas antes de dedicarle una sonrisa—. Con tu millón de dólares te has comprado una esposa muy, muy cara —No le dejé decir nada cuando sostuve su vara en mi mano. Sabía que había dado un buen cierre a nuestra charla.


Caminé detrás de él hacia el comedor. Sabía que no me dejaría comer en la misma mesa que la suya, pero al menos podría sentarme allí para verlo. A partir de hoy, me negaba a aceptar que él no pudiera tener un punto débil. Y, juro por Dios que lo golpearé tan fuerte como pueda.

Él comenzó con su comida mientras lo estudiaba profundamente. Le gustaba que le dieran siempre un baño. También que le cambiara la ropa o le prepararan para la oficina. Y, disfruta mirando a las mujeres desnudas. Pero me pregunto qué es exactamente lo que impulsa su odio contra las mujeres. ¿Fue la enseñanza de su abuelo desde su infancia lo único? Podría ser la razón o no.

—¿De qué hablaba la señora Nichimura? —Comenzó la conversación mientras un hombre de uniforme le llenaba el vaso.

—Ella estaba aquí para compensar por no asistir a nuestra boda —Le ofrecí una sonrisa y le miré atentamente.

CRUEL  (Taelice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora