You feel like falling down I'll carry you home

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Luego de aquel comentario que había sido arrojado al aire por parte de Kevin, el Omega se quedó pensando un poco, considerando qué era prudente hacer en esos momentos. Estaba intrigado por Guillermo, eso no podía negarlo, sin embargo estaba dudoso en si debía de aventurarse a hablarle o no.

Podía entender en cierta parte su comportamiento tan territorial y protector con su equipo, el mismo Lionel podía serlo en algunas ocasiones con respecto a su selección así que quizás podría acercársele de esa forma, exceptuando el pequeño gran detalle de que él se supone que no sabía nada de Ochoa. Lo que Kevin le contó con tanta naturalidad parecía ser un secreto para todo el país y ahora Messi tenía que guardarlo también hasta conseguir la suficiente confianza del Alfa para que este le contara.

Tenía un pequeño, mínimo punto a su favor para conseguir hablarle en esos momentos.

Como cuando un nene de kínder peleaba con otro, su madre o padre de disculparse por lo sucedido, después le gritaría a Lautaro por esto.

Así que de encaminó a los vestidores en búsqueda de Ochoa, intentando guiarse por su olfato pero el mayor parecía ocultar demasiado bien su olor pues no sentía rastro de él, debían de ser inhibidores demasiado fuertes.

—¿Guillermo? —Llamó en voz alta mientras seguía caminando.

Unos rizos que ya no estaban siendo sostenidos por una banda hicieron su aparición junto a la expresión un poco confundida. —¿Lionel? ¿No deberías de estar con tu selección? Su camión no tarda en irse, creo.

—Lo sé, lo sé, pero quería hablar con vos.

El mayor se cruzó de brazos y se recargó en la pared, no le molestaba la presencia del Omega; por el contrario era agradable aunque seguía preguntándose qué hacía ahí.

—Te escucho.

Lionel sintió pasó saliva, ¿el rizado era consciente de lo que provocaba en las personas con simplemente existir?

—Lo que sucedió hoy entre Lautaro y uno de tus chicos, me quiero disculpar por eso, él no es de provocar a las personas y mucho menos seguir peleas así, no sé qué le habrá calentado pero yo hablaré con él. —Explicó algo nervioso, temiendo por la reacción del "Beta". —Ya me disculpé con Kevin y también quería hacerlo con vos porque vi que esto te molestó y...

—Entonces, ¿te estás disculpando porque uno de tus muchachos se la hizo de pedo a uno de los míos? —Resumió Guillermo, el Omega asintió aún nervioso mientras que el mayor sonreía. —Esto es peor que un kínder... —Comentó un poco exasperado pero mantenía esa sonrisa. —Y tú no tienes que disculparte, ¿de acuerdo? En todo caso yo también me disculpo por casi golpear a tu muchacho, me encabroné muy fácil con él y henos aquí, jugando a ser los padres de estos niños.

Messi no sabía si aliviarse o no con esa respuesta, pero ciertamente la tensión en el ambiente había reducido considerablemente. —Bueno, entiendo lo que es ser capitán y aunque seas un... Beta, puedo ver que vos te preocupas por ellos tal como un Alfa u Omega lo haría, y te respeto por eso.

Guillermo normalmente se alertaría al oír la mención de su supuesta casta con temor a ser descubierto pese a ser tan cuidadoso con ello, pero se relajó al escuchar las siguientes palabras. Rascó su nuca algo nervioso.

—Pues... con lo que pasó hace rato hice más que preocuparme, procuro no tener favoritismos pero es inevitable sentirme más alerta por unos que por otros.

—¿Te refieres a Kevin? —El argentino se maldijo al delatar aquello, pues la intensa mirada del mayor se posó en él.

—Sí... hablo de él, ¿y tú cómo lo sabes? —Se fue acercando lentamente al Omega, intentando descifrar algo en él y por naturaleza, se fue directamente a olfatear.

Kevin tenía un olor suave pero muy distintivo: canela con un ligero toque de jamaica, raro para un Omega pero le ayudaba a Guillermo a identificarlo con más rapidez, y ahora quería saber por qué ese olor estaba impregnado de manera casi desapercibida en Messi.

—¿Por qué hueles a él? —La voz ronca hizo estremecer a Lionel quien de milagro no sintió sus rodillas flaquear, no es como que la cercanía del más alto le fuera de ayuda.

—Cuando me fui a disculpar con él... me dio un abrazo de despedida, ni siquiera yo noté el olor, lo siento. —Murmuró intentando contener lo más que pudo sus nervios.

—¿Los argentinos suelen disculparse por todo o solo es cosa tuya? —Preguntó una vez se apartó del Omega al no percibir alguna doble intención con respecto a su cachorro. —No me molesta, al niño le caíste muy bien como para que te marque con su olor.

—Sí... eso supongo.

—Tu autobús debe de estar esperándote, ¿no lo crees? —Ochoa no quería seguir incomodando a Lionel así, aunque dentro de todo el menor era bastante agradable, rozando en lo adorable.

—¿Y el tuyo?

—Estamos en nuestra ciudad, los de mi selección no lo necesitan-

Sus palabras se detuvieron por el vibrar de su teléfono que estaba en uno de sus bolsillos, le hizo una seña al Omega para que esperara un poco en lo que atendía; se trataba de Kevin.

—Más te vale no haber olvidado nada. —Fue lo primero que dijo al contestarle, el menor sabía que Memo se quedaba hasta el último en la cancha siempre y en más de una ocasión le había llamado por algo que olvidó.

—No es por eso, viejo, solo te quería decir que el autobús de la selección argentina ya no está aquí afuera, ¿Messi sigue contigo?

El Alfa solo pudo tensar su mandíbula, rozando en lo molesto. —Kevin hay muchas cosas de esa oración que me pueden molestar, y sí, aquí está.

—¡Genial! Entonces no hay pedo con que se quede contigo o lo lleves a su hotel.

—Hijo de la chingada, Kevin Álvarez más te vale que esto no haya sido obra tuya o te juro por Luis Miguel que-

—¡Un puente! ¡Se me va la señal, te marco luego!

—¡Ni siquiera es en los puentes...!

Se escuchó la risa del menor antes de colgar y Guillermo maldecía a su propio Alfa por haber elegido a un niño tan wey como su cachorro.

—¿Sucedió algo?

—Era Kevin, tu autobús ya no está afuera de la cancha.

Una nueva preocupación para Lionel, sobre todo porque ni siquiera sabía donde se hospedaban, la ciudad de México es inmensa.

—¿Te sabes el nombre de tu hotel o algo? —Negó lentamente. —Puta madre... —Guillermo tomó su mochila. —Bien, ¿puedes llamar a uno de tus amigos para ver dónde están?

Messi pareció pensarlo demasiado, al final negó mientras suspiraba. —Estaremos aquí por un par de semanas más, esos pelotudos ya deben de estar en algún bar o dormidos. —No quería mostrarse frustrado pero lo estaba, así no era como pensaba pasar su tarde después de aquel partido. —Puedo buscar un hotel cerca de aquí y ya, no quiero un quilombo con todo esto y vos debes de estar cansado.

A Ochoa la sorprendió el rápido cambio que demostró el Omega, dejando de lado esa actitud algo nerviosa a una tan madura y casi, casi molesta; eso le gustó.

—Mira, sé que apenas me conoces y todo, y me puedes mandar a la verga en cualquier momento pero... quédate conmigo. —Ahora fue el turno de Guillermo de mostrarse ligeramente nervioso ante el argentino. —Quiero decir, en mi casa. El wey de Kevin tiene algo que ver con esto y no puedo dejar que te vayas a un hotel así como así por sus chingaderas, viniste a disculparte por lo que hizo Lautaro, ahora déjame disculparme por lo que hizo el niño.

Lionel ni siquiera intentó evitar enternecerse ante las palabras del mayor, estaba siendo tan amable que el Omega del argentino revoloteaba alegre solo por ese trato. —Ni siquiera los padres de unos nenes de preescolar pasan por tanto, posta. —Comentó divertido. —Sí, iré con vos.

Ambos se sonrieron nuevamente y Ochoa le indicó por donde ir para dirigirse a su automóvil, complacido por todo el contacto que había tenido con el menor hasta ahora.

Ignorando por completo dos cosas: olvidó usar sus inhibidores de olor así como los supresores de su celo.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora