He told me, "don't worry"

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El triste día de su despedida llegó, la selección bicolor tendría que irse y los mexicanos los seguirían a Europa en solo un par de días; estaba de más decir que Guillermo y Lionel no querían irse, se rehusaban totalmente y si fuera por ellos se habrían quedado encerrados en casa del mayor por el resto de días pero ambos sabían que eso no se podía, y ahora estaban en el aeropuerto despidiendo a los argentinos.

Nadie sabía de la marca, sabían que eso les traería bastantes problemas y preguntas con los cuales no quería lidiar; ahora Guillermo solo quería seguir aferrado a Lionel, si le hiciera caso a sus instintos, se llevaría a su Omega lejos de ahí pero probablemente media selección argentina le daría la putiza de su vida.

Valdría la pena.

Sospechas no habrían pues para sus cercanos se había vuelto normal verlos así de acaramelados.

—Guille... —Llamaba el Omega, intentando retener sus lágrimas pues sabía que si lloraba frente a su Alfa este no le dejaría ir.

—¿Y si te quedas? Ambos podemos quedarnos, hablar con nuestros directores, podríamos-

Fue interrumpido por un corto beso. —Vos sabés que no podemos desaparecer así como así.

—Te voy a extrañar mucho. —Confesó resignado el mayor, un puchero formado en sus labios. —¿Estás seguro de que irás bien? Te he visto un poco raro en estos días, ¿no estás enfermo?

—Probablemente tenga que ver con lo que llevo en el cuello y vos también, tampoco luces muy bien desde ese día... —Suspiró, sabían las consecuencias de la marca pero ciertamente ellos no llevaban nada a un paso estable en su relación. —Guille, un mes se pasará rápido, ni vos ni yo estaremos solos en estos días, intenta disfrutar con tus hijos y tus amigos, ¿puedes?

El Alfa hizo un mohín no muy convencido, pero no tenía de otra y si no iba, probablemente su selección se metería en más de un problema y no quería dramas al otro lado del mundo también.

—Tú ganas... —Cedió finalmente. —Pero apenas todo esto termine no te podrás librar de mí.

—¿Qué te hace pensar que me querría librar de mi Alfa, bobo?

—Tus quejas cada vez que te sientas en la cama. —Murmuró el mayor por lo bajo acompañado de una risita y, como no podía faltar, un pequeño golpe de parte del Omega.

—Extrañaré eso también. —Admitió Lionel desviando su mirada.

—Quedan unos minutos para tu vuelo, si vamos a los baños yo creo que sí alcanzamos a-

—Si vos y yo vamos a los baños, nunca saldríamos de México. —Cortó de inmediato Messi. —Ahora dejáme despedirme de los cachorros.

Kevin y Diego apenas iban llegando, casi corriendo junto con Julián pues quisieron irse a buscar algo de comer y terminaron algo perdidos, pero por lo menos el argentino no perdería su vuelo; Ochoa los miraba entre molesto y divertido.

—Van a hacer enojar a Guille incluso antes de irnos. —Comentó divertido el Omega mientras iba con sus cachorros.

—Fue culpa de Diego. —Excusó el mayor de los tres.

—¿Mi culpa?

—Te pierdes a cada rato, te voy a amarrar un globo para la próxima a ver si así te encontramos más rápido.

Diego le gruñó, su hermano Omega le devolvió el gesto y Julián estaba en medio de los dos, suplicándole con la mirada a Leo que lo sacara de ahí. —Guillermo no es el único Alfa al que le dan dolor de cabeza.

Los otros dos lo miraron ofendidos, a punto de incluir al Alfa en esa discusión.

Messi suspiró aún buscando retener sus lágrimas. —Prométanme que no se meterán en problemas, y que cuidarán a su padre y... —Pidió bajito pero un pequeño sollozo interrumpió sus palabras. —Es poco tiempo, ni siquiera sé por qué estoy así, perdónenme pero yo... los voy a extrañar.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora